Hoy, por fin, se acaba marzo, que
ya iba siendo hora de decirle adiós, sobre todo los que
estámos deseando que el enano que está metido en la máquina
esa que se mete un pedazo de cartón nos dé dinero. Oiga,
amigo guardia, no es por nada, pero el enano que está
encerrado en esa máquina sabe más que Lepe y sino hay no te
da ni las gracias por utilizarlo. ¡Ditan sean las cazuelas
de fideos gordos con jureles fritos!
Vaya mecesito, éste es más cuesta que el de enero, por mucho
que se empeñe el personal, en decir lo de la celebre cuesta
del mencionado mes.
Enero, sin duda alguna, es un mes difícil por aquello de que
nos hemos gastado, en las navidades y en los reyes, más de
lo que podíamos gastar pero, a pesar de todo, siempre quedan
algunas monedas sueltas con las que hacerle frente la
mecesito en cuestión.
Los gastos de las navidades como hay comida extra, porque en
todas las casas, no sé la razón se hace comida para una
semana, nos sale por un ojo de la cara y el otro también.
Bueno, de los gastos en los reyes, es mejor no hablar, por
la culpa, culpita, de los inventos nuevos que cuestan un eso
y un lo otro. Y, luego, para dedicarse a matar marcianitos
que, en realidad, no tienen culpa de nada.
Aquí con estas maquinitas de leches se rompe la frase
aquella de “has el amor y no hagas la guerra”. Y es que los
niños , de hoy día, están empeñados en matar marcianitos,
que son más inocentes que un Sanjumerio. No lo van a creer
pero cuando veo a un chaval matar marcianitos y más
marcinatios, me dan pena los marcinos de color verde y con
una cabezas enormes, según nos lo pintan esos que dicen que
hanvisto a los marcianos. No opino, sobre el asunto, porque
servidor jamás a visto a un marciano.He visto, eso no
lopuedo negar, a gente una jartá de raras, pero ni un sólo
marciano.
Pero oiga, amigo guardia, es que el mes de marzo, es para
irse a dormir y no despertarse hasta abril a esperar los
pasos de la Semana Santa.
Eso, el mes de marzo, si que es una cuesta, que me rio de la
cuesta del recinto, que cuando llega al final de la misma
busca, desesperadamente, una bombona de oxigeno. Y eso el
que no es fumador, que el que es fumador, a mitad de la
cuesta, no le llega el aire a los pulmones y ejercita el
abrir y cerrar la boca más que una carpa en el pantano
cuando éste no tiene agua.
Miro la hoja del almanaque. Un almanaque, por cierto,de esos
que regalan de propaganda y que tienen unos números una
jartá de grandes y, al mirarlo, siento una enorme
satisfación al comprobrar que es día treinta y uno y el mes
de marzo se ha acabado.
Ni que deccir tiene la carrera que me he pegado, para llegar
a mi banco amigo, meter elcartoncito en la ranura de la
máquina y pedirle a todos lossantos que nos hayan ingresado.
El enano que hay dentro nos hace sufrir, haciendo aparecer
el letrerito que dice : marque su número secreto. Usted lo
marca, no si antes tener que hacer memoria para averiguar
cuál es su número secreto, que con los nervios hasta se le
haolvidado.
Por fin introduce el númerode marras y aparece otro
letrerito diciendo varias cosas, entre ellas “sacar dinero”.
Pulsa, usted, el de “sacar dinero” que es lo que pretende y,
de nuevo, otros letreritos con ciertas cantidades para que,
usted, elija cuánto quiere sacar. Le da a la cantidad que
quiere y otro letrerito con el “retire su tarjeta y
eldinero”. Se relaja usted y se queda, cuando coge el
dinero, como el perro al que le han quitado pulgas.
Con la mano metida en elbolsillo, se le vaya a caer el
dinero sacado del cajero, rápido a casa, para darle la
alegría a la parienta de que se ha cobrado y que el mes de
marzo, se ha marchado a hacer...
La parienta “atrinca” el parné, y lanza un suspiro de
alivio, porque le quedaban en el monedero cinco euros como
toda fortuna. Está visto y comprobado, que o me meto a
político o me voy a pasar todo el año con el corazón en un
puño por culpa de no tener para llegar a fin de mes.
No me lo pienso ni un sólo minuto, me compro el libro ese
que se han comprado tantos y tantos políticos de esta tierra
nuestra, “Aprenda a ser político en diez días”. En un par de
horas me lo aprendo hasta con las comas y me presto a ser
político. Uno de esos políticos que tanto van a luchar por
elpersonal que, para eso, encuanto cumplan sesenta y cinco
años y hayan estado siete como senadores o diputados, les
queda una pensión. O sea igual que a todos esos, que sehan
dejado el alma trabajando y porque le faltan par de meses
para hacer quince años, les queda una puñetera mierda.
Claro que no hay comparación posible, entre el personal que
se ha dejado la salud trabajando la tierra, con otro
personal que todo el trabajo lo realizan unas llavecitas de
nada.
Donde se ponga el enorme trabajo de meter una llavecita en
una ranura, no se puede comparar con el fácil trabajo de
dejarse los riñones, los pulmones o el corazón pegándole al
martillo o la azada. `¡marzo!.
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