¿Ustedes saben en lo que consiste
la llamada “cooperación internacional”? Pues es muy
sencillo, consiste en quitarles el dinero a los pobres de
los países ricos, para dárselo a los ricos de los países
pobres. Y no hay más vuelta de hoja.
¿Qué están murmurando en tono sarcástico? ¿Qué no existen
países pobres sino naciones pésimamente gestionadas por
sátrapas corruptos, dictadorzuelos golferas y degenerados y
presidentes sinvergüenzas? Eso lo sabemos todos y además lo
manifestó en la Grecia Clásica el Oráculo de Delfos que no
solía errar en sus apreciaciones. Y es, porque no me gusta
eternizar a un auténtico hijo de puta en ningún poder a
fuerza de malalimentar a su pueblo a base de cooperación
internacional, para que , con el pescado en la boca, se
conforme y no se revolique contra el cabrón condecorado de
turno, por lo que aborrezco cuando nuestros Gobernantes y
Poderosos se ponen lastimeros y en plan Damas de la Caridad
de San Vicente de Paul, a regalar los dineros de los
españoles, enviándolo a un incierto destino tercermundista
para que lo atrinquen y afanen los mandamases de allí y al
pueblo no le llegue ni un yogur desnatado.
Por ser de la ciberderecha neocom, que es cosa muy coherente
,detesto las virtudes lacrimosas como son la compasión y la
caridad , por el contrario admiro y respeto la justicia. No
me gustan las limosnas, sino que se haga justicia y, a ser
posible, que no se repita el sangrante caso del anterior
Gobierno, que según me confirman mis fuentes, no dudó en
costearle un aeropuerto al Arafat, para que aterrizara
cómodamente con su avión privado, mientras sus ciudades
están sin alcantarillado y sus ciudadanos comiéndose los
mocos. ¿Dónde las toneladas de millones de la Unión Europea?
Pues en cuentas en Suiza, lógico. Y lógico también que, los
judíos, pusieran las pelotas encima de la mesa y destruyeran
el aeropuerto, porque ellos son así, que no se puede
aguantar, tienen esa retranca, ese tipo de humor fino
heredado de nuestros primos sefarditas…
Pero yo no estoy para humores, ni para permitir que
desbaraten los dineros de los paganinis, nuestros pobres
dineros que nos cuestan sudores. Eso es una sinvergonzonería
y lo digo porque les conozco, conozco a los pobres del
veintiséis y después de hablar con ellos, de sentir sus
sentires y de vivir sus penas, no quedan ánimos para
costearle los vicios, los palacios y las cuentas suizas a
ningún listillo aupado al poder. ¿Qué les explique? Si, con
un ejemplo concreto de una ciudad concreta, nada de
divagaciones ni de generalidades. Vengan conmigo a Madrid y
vívanlo, como yo lo viví en el barrio de Salamanca, en calle
Ayala, en el corazón de la carísima Milla de Oro madrileña.
Se me acercó una anciana, sencillamente vestida, pulcrísima
y bien peinada, yo me paré creyendo que la dama, porque era
una dama, me iba a preguntar la hora pero, ante mi horror,
la señora, al llegar a mi lado, tendió la mano y se ruborizó
“Señora ¿Me puede dar una limosna? Es que soy pobre del
veintiséis…” Me quedé helada, tanto que no dudé en arrastrar
a la anciana hasta una cafetería, porque “necesitaba” saber.
Y supe. Supe de la historia de miles de dignísimos
ciudadanos empobrecidos, pensionistas que malviven con
pensiones de mierda en esta España nuestra, que Aznar
definía, el muy bellaco, como “Estado del Bienestar”.
Pensiones que alcanzan justo a subsistir hasta el día
veintiséis de cada mes y a partir de ahí, las jubiladas y
los jubilados salen a mendigar para poder comer la última
semana del mes. Mendigan y se apostan en las barras de las
cafeterías, con las carnes comidas de vergüenza y cuando ven
a una señora o a un señor con buena pinta, se le acercan y
les piden que les invite a un café y a un poco de pan con
manteca, porque eso va a ser seguramente lo que coman en
todo el día “Por favor, soy pobre del veintiséis…”
¿Qué por que no van a comedores sociales? Porque son
escasos, están lejos y absolutamente ocupados por los
inmigrantes, como el de calle Doctor Cortezo de Madrid, una
casa de caridad donde se forman colas interminables de
personas para acceder a un plato de puchero. ¿Sabes que les
digo? Pues que malditos sean, malditos sean esos Gobernantes
fardones y fanfarrones que malgastan el sudor de los
españoles en caridades ajenas para salir en la foto y
hacerse los “solidarios”. Una mierda para todos ellos, no
una, dos mierdas para los asquerosos que permiten que en
España, existan “pobres del veintiséis”, que existan esos y
otros ocho millones de pobres censados por Cáritas. Pero
claro, desde los despachazos y los cochazos oficiales esos
desgraciados son invisibles y fotografiarse con ellos no
mola, mola más lo étnico y resulta más colorista y más
lucido. Mi mensaje es claro: a quienes permiten que existan
esos ocho millones de pobres españoles y en nombre de mis
abuelos que son todos los abuelos y abuelas “pobres del
veintiséis” ¡Váyanse a la mierda!.
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