- Llegó la primavera y como decía
aquel, la primavera la sangre altera. Lo que nos falta para
el duro que se nos altere la sangre como si la cosa
noestuviese, ultimamente, bastante alterada. Y es que, al
personal, se le altera la sangre por un quítame allá esa
paja. Lo de lapaja me ha quedado una jartá de bonito,
seguimos.
Calma, hay que tener calma mucha calma y, antes de hacer
nada, contar hasta diez que es la mejor manera de hacer la
pausa necesaria para recobrar el sentido común y darle, a
las cosas, su justo valor. De lo contrario podemos ver
fantasmas donde no existe, absolutamente, nada y hacer un
mundo de algo sin la menor importancia.
Así que mucho cuidadin, con las decisiones a tomar, contar
hasta diez antes de hacer nada que ha llegado la primeravera
y la sangre está alterada, según dicen que ocurre con la
llegada de la mencionada estación.
Como decía el poeta: “quepor mayo, es por mayo // cuando
hace la calor // cuando el trigo encaña y están los campos
en flor. Lo siento pero es que, en primavera, le sale a uno
alma de poeta.
Además, en nada está aquí el verano, Oiga, amigo guardia,
digan lo que digan el verano es bonito, sobre todo para
aquellos que se toman unas vacaciones para descansar de
haber descansado. Se cogen las vacaciones, y durante ese
espacio de tiempo se puede pensar, detenidamente, lo que
vamos a hacer a la vuelta de las mismas. Algunos, la verdad
sea dicha, siempre hacen lo mismo o sea nada, pero se lo
tienen que pensar. ¡Anda que no es difícil meter una
llavecita en una ranura y darle la vueltecita
corresiondiente, para decir sí o no!.
Servidor, el menda lerenda y el tío de las almendras, a
pesar de que ha llegado la primavera y tengo, como cada
quisqui, la sangre alterada, he contado hasta diez antes de
ir a ver al banco amigo a pedirle el préstamo para irme de
vacaciones este verano que está a la vuelta de la esquina.
Imaginense que dejándome llevar por esa alteración de la
sangre que nos da la primavera, me llego al banco todo
alterado, digo alguna inconveníencia, en mi charla con el
director, y me niega el préstamo. Ya me dirán, ustedes, cómo
me voy a poder pegar quince dias tirado en la playa
dejándome mecer por las olas, olvidándome del mundo mundial,
de los jóvenes y de la jóvenas.
Aunque, la verdad sea dicha, me cuesta un trabajo enorme
olvidarme de las jóvanas porque, hay cada jóvana que ni te
cuento serrana del alma, están de toma pan y moja con la
llegada de la primevera y, múcho más mejoradas, con la
aparición del verano. ¡Que veranito nos espera a los del
sindicato machotal!. Quedamos menos que en algunos programas
de televisión, pero los pocos que quedamos lo vamos a pasar
de aqui te quiero ver, con la contemplación de ese mujerio
que no pue aguantá.
Oiga, amigo guardia, lo tengo que decir porque es una verdad
como un templo, ¡peazo de mujerio guapo tenemos en nuestra
tierra!.
He recorrido muchos lugares, más de los que algunos se
imaginan, y tengo que decir y digo que el mejor mujerio que
he visto es el mujerio de nuestra tierra. Peazo de mujeres
más guapas son las ceutíes. Está visto y comprobado que ha
llegado la primavera y tengo la sangre no alterada sino
alteradísima. Por mi santa que voy a tener que contar hasta
diez.
Qué a servidor se le altere la sangre carece de la más mínia
importancia, porque contando hasta diez y si me apuran
dándome una ducha fria, la cosa de la alteración se rebaja a
límites insospechados.
Lo peor, del caso, es que se le altere la sangre a los
políticos u lo que sean, que tampoco hay que exagerar, y
saquen los píes del tiesto diciendo algunas que otras
chorradas que carecen de sentido alguno. Oiga, no es por
nada pero con esto, pasa como con las meiga, que haberlas
haylas aunque algunos no lo crean.
Unas vez dichas semejantes chorradas, sin píes ni cabeza,
recapacitan y se arrepienten de lo que han dicho, pero ya
está dicho y lo dicho queda, a pesar de que las plabras se
las lleva el viento.
Me sé de más de uno, de dos y de tres y no sale la cuenta
porque falta un churumbel, que están muy arrepentidos de la
patita que metieron en determinado momento. Y todo por no
haber tenido la oportunidad de contar hasta diez. Con lo
fácil que es, que hasta diez cuenta mi sobrino y sólo tiene
par de añitos.
Si todos estos arrepentidos, porque están arrepentidos de
verdad de la buena, de la patita metida hasta el corvejón,
hubiesen contado hasta diez, en estos momentos, otro gallo
les cantaría. Pero nada, ahí va eso pase lo que pase. Y por
regla natural, pues, pasa lo que pasa.
Siento el olor de las flores. Eso de sentir el olor de las
flores es un decir porque, las flores, ya ni huelen. Una
pena,. pero es así. Si acaso se da, usted, un paseo por la
marina y hay un lugar que tiene damas de noche que echan un
olor maravilloso. ¡Que bien huelen las damas!
Lo que les cuento, con la llegada de la primavera, tengo que
contar hasta diez.
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