Varios días sin superar la cifra de 380 residentes, plazas
libres y la sensación de rutina. El CETI de Ceuta vive uno
de los momentos de mayor tranquilidad de los últimos meses:
no hay listas de espera en el acceso, la comunidad
internacional ha reconocido la garantía en el trato a los
residentes y la convivencia interna roza la familiaridad. El
desvío de las rutas migratorias que conducen a la población
de origen subsahariano explica parte de esta vuelta a la
cotidianidad. Así los residentes senegaleses, malíes,
guineanos o sudaneses son cuantitativamente inferiores a los
de origen asiático, que proceden en su mayoría de la India,
Pakistán o Bangladesh. Unos y otros llegan a través de las
redes que acceden a España a través de Marruecos. Según
indica Valeriano Hoyos, administrador del Centro de Estancia
Temporal de Inmigrantes, las nacionalidades son
interminables, casi como los vínculos que se establecen
entre los empleados y residentes del CETI. Las peticiones de
entrada, mientras los inmigrantes arreglan sus procesos
burocráticos, están al día; el pasado jueves accedieron al
centro diez nuevos inmigrantes, que ya se han repartido por
las habitaciones; y aún así la cifra de residentes no
sobrepasa los 380, con margen de plazas hasta llegar a su
capacidad máxima de 512 personas. Nada que ver con la
entrada de 200 personas vivida a finales de septiembre, que
obligó a los responsables del centro a reestructurar la
distribución de los barracones: un residente más por
habitación y los espacios de guardería habilitados para la
convivencia. Hoy en día, la separación vuelve ser la
habitual. Hombres, mujeres y familias (madres e hijos). Pero
esta calma es relativa. “El centro tiene que estar siempre
preparado”, asegura Valeriano, que indica que los residentes
siguen llegando aunque ahora en forma de goteo. La Oficina
de Extranjería está remitiendo con fluidez al CETI a los
inmigrantes que llegan a la ciudad. En lo que va de año, el
departamento ha tramitado un total de 114 expedientes de
asilo de inmigrantes de origen subsahariano y asiático
principalmente, una cantidad inferior a la de otros años. El
trámite hace imprescindible determinar hasta qué punto la
petición se puede acoger a la normativa, porque la concesión
del asilo en España está sujeta muchas condiciones. El
periodo de resolución de un proceso tiene una duración
máxima de tres meses, aunque normalmente se alarga más
tiempo. Los inmigrantes permanecen, de esta manera, un
tiempo indefinido en las instalaciones. El CETI es un centro
abierto donde la permanencia no es obligatoria y está sujeta
a la voluntad del inmigrante.
Área sanitaria
Este departamento está abierto las 24 horas del día. A lo
largo de seis años han pasado por la consulta del centro
alrededor de 12.000 residentes. Los tratamientos, los
habituales de cualquier centro sanitario, dejando de lado el
primer control al que se somete el residente para perfilar
su estado de salud. La salud mental también está cubierta
con la asistencia psicológica; aunque muchas veces sólo se
trata de que les escuchen.
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