El metijón sabe que suelo
levantarme muy temprano y no tiene el menor inconveniente en
llamarme cuando media Ceuta está aún dormida. Cuando se lo
recuerdo, va y me dice que también José Antonio Rodríguez
Ferrón es de los que madrugan.
-¿A cuento de qué viene el que tú saques a relucir el nombre
del viceconsejero de Gobernación?
-No te hagas el lipendi, Manolo, sabiendo como yo sé que
sabes de qué manera lo están poniendo verde, aunque quien lo
hace no se atreva a escribir su nombre.
-¿No me digas que es José Antonio Rodríguez Ferrón a quien
acusan de hacer listas negras en las que aparecen,
mayormente, nombres de periodistas, y el que suele amenazar
a las personas que no le bailan el agua o piensan de manera
distinta a la suya?
-Qué poco me gustas cuando presumes de estar en Babia. Yo te
prefiero cuando echas mano de tu maquinaria defensiva para
ponerla contra alguien que te haya tocado los adminículos.
-Lo de adminículos te ha quedado un poco cursi.
-Prefiero pecar de cursi y de eufemista. Todo antes que
tener que recurrir al insulto por sistema y a palabrotas de
una vulgaridad que retrata perfectamente a quienes las dicen
sin solución de continuidad.
-Nos hemos desviado del tema, metijón.
-Cierto. Es algo que nos suele ocurrir en cuanto nos ponemos
a pegar la hebra. Te decía que al viceconsejero de
Gobernación lo están poniendo como chupa de dómine en El
Faro. Claro que la contadora de cosas sobre Rodríguez Ferrón
lo hace escribiendo sobre un personaje del pleno, utilizando
preferentemente el pretérito indefinido y el imperfecto.
-¿Por qué a la señora que ha escrito ese artículo le cuesta
tanto trabajo nominar al sujeto al cual van dirigidas sus
críticas?
-Ah, esa pregunta te la deberías contestar tú, que tiempo
has tenido de conocerla. Porque en mi caso, nunca he pasado
de decirle el socorrido hola y adiós, cuando se ha
encartado.
-¿Crees que el viceconsejero de Gobernación, tan puesto en
su papel siempre, seguirá aguantando que lo acusen,
solapadamente, de comportarse tal y como lo hiciera Joseph
MacCarthy, aquel senador estadounidense.
-Conociéndole, puedo responderte que esas criticas no le
causan el menor problema a José Antonio Rodríguez Ferrón.
Pues tiene más que asumido cómo debe comportarse y no
depondrá su actitud por más que le zurren la badana.
-Llevas razón. Y, mucho menos, si la señora que escribe
contra él lo hace como una vulgar chivata de oficina donde
del jefe se pueden decir barbaridades, pero sin mentar su
nombre y a ser posible que se encuentre viajando por La
Manga del Mar Menor.
-¡Corten!...
-¡Coño!... Parece que te ha salido la vena de director de
cine que siempre has llevado dentro.
-¿Te has dado cuenta, Manolo, la manera tan original que he
tenido de decirte que ya ha llegado la hora de cambiar de
tercio?
-La verdad es que contigo uno nunca se aburre. Bueno, dime
de qué manera quieres que terminemos nuestra conversación.
-En principio, te recuerdo que me debes una explicación
acerca del petardo que pegó López Caro en el partido que
jugaron Madrid y Betis en el Bernabéu, el domingo pasado.
-Qué memoria tienes... Lo primero que hizo mal es situar a
Guti, lento y sin recursos defensivos ni tácticos, como
escudo de la defensa. Y luego, mostrarse incapaz de evitar
la simpleza táctica que le impuso Serra Ferrer, colocando un
delantero encima de ese Guti que ha de jugar muy lejos de su
portería.
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