Las mafias dedicadas al tráfico de
persona, les debencontar unas cantidades de mentiras a esas
criaturas que terminan convenciéndolas para que vendan lo
poco que poseen y se embarquen en esa aventura donde, en
ocasiones, el paraiso que les prometen es el propio mar que,
después, se encarga de arrojar fuera de si sus cuerpos sin
vidas.
Mientras veía las imagenes que daban en los distintos
telediarios de la última avalanchade pateras llegadas a
Canarias, desde Mauritania escuché a un chaval de diecinueve
años, que ya lo había intentado entres ocasiones esperando
la cuarta oportunidad de llegar a España, decir que su
ilusión en llegar a nuestro país estába centrada, en que
nada más llegar tendría dinero para comprarse un piso, un
coche y a vivir la vida sin problemas.
Qué será lo qué le han contado, los traficantes de carne
humana, a esta pobre criatura, para que tenga ese
convencimiento de que nada más llegar a España, en nada se
compra un piso y un coche.
Esta pobre criatura, vilmente engañada por esos traficante
de carne humna, gente sin conciencia, a dónde se cree qué
llega para conseguir ese piso y ese coche en nada de tiempo.
Hay millones de españoles que se pasan la vida trabajando
duramente, para tratar de tener un piso en propiedad y les
llega el final de sus días sin haberlo conseguido. Imaginate
lo que será tener, de forma rápida, llegando a este paraiso
que no es tal paraiso, el piso y le coche.
Otros millones de españoles, esos que nacieron y viven en
éste paraios que esa chusma te han contado, apenas si tienen
para llegar a fin de mes y, eso echando más hora, ensus
trabajo, que un reloj.
Dos millones de españoles, según dice Caritas, son
indigentes. Como creo que no vas a entender el significado
de esta palabra te diré,de forma sencilla y entendible, que
no tienen para comer. Vamos que, más o menos, está en tus
mismas circunstnacias. Y eso que no tienen que jugarse la
vida en una patera para llegar al paraiso ese que te han
contado, ya que nacieron y viven en él.
Aunque fuese a donde te encuentras y te contase la verdad de
las cosas, no los cuentos que te menten en tu cabeza los
traficantes de carne humana, sé que no me ibas a creer nada
de lo que te díjese sobre ese paraiso que ten han prometido
que no es tal paraiso, porque en él también existen los
pobres marginados, el hambre y la miseria.
Apuesto a que no me creerías porque, la verdad que te iba a
contar, rompería la ilusión que anida en tu cerebro pensando
sólo en llegar a España, para comprarte, en nada ese piso y
ese coche con el que sueñas y a vivir que sontres días.
De contar esos cuentos, se valen toda esa chusma de
traficantes, para sacarles lo pocoque tienen, a todos
aquellos que se embarcan en esas pateras si tener la
completa certeza de que llegarán a las costas españolas o
serán arrastrados por el mar poniéndo, de esa forma, fin a
su aventura de ilusiones y esperanzas.
Cada vez que escucho, como en esta ocasión, que veinticinco
cádaveres han sidoarrastrados por el mar hasta las costas se
me coge un pellizcoen el estómago que me tiene malo todo el
día
Veintinco vidas acabadas. Veinticinco ilusiones muertas.
Veinticinco esperanzas sin esperanzas. Mientras, los
traficantes, siguen contando sus dineros,sin importarles
para nada, esas vidas que se han perdidos . Volverán, de
nuevo, a tratar de conseguir unos clientes a los que les
hablarándel paraiso y a cobrarles por llevarlos a ese
paraiso que no es tal paraiso.
El asunto del tráfico de carne humana parace que no tiene
fin, mientras existán gentes sin escrúpulos a las que la
vida de sus semejantes, sólo les importa el precio que
puedan pagar por viajar en una patera.
Uno piensa y no pido, en esta ocasión perdón por pensar,
porque no me da la gana, que la ayuda a estos países de
hambre y miseria, no se debería hacer entregándole dinero a
espuertas a los dictadores de turno que los gobiernan
porque, lo más seguro, es que ese dinero viaje a alguna
cuenta a su nombre en un paraiso fiscal y su pueblo siga
pasando la misma hambre y viviendo en la misma miseria.
El dinero enviado debería administrarlo alguna institución
honesta, que como las meigas haberlas haylas, y dedicarlo a
hacer escuelas, hospitales, pozos para tener agua,
enseñarles a cultivar la tierra, a cuidar el ganado y
aportarles todo lo necesario para que ellos hagan sus
propios cultivos, crien a su porpio ganado aprendiendo, de
esa forma, a vivir por ellos mismo, teniendo la completa
seguridad de que si aprenden a vivir de sus propios recursos
nadie que tenga ,cada día, para comer, querrá abandonar su
tierra, la tierra donde nación y acabaríamos, de una vez por
todas, con esos traficantes de carne humana.
Desgraciadamente, el dinero irá a parar a manos de esos
dictadores, las pateras seguirán llegando a las costa
españolas, los traficantes de carne humana seguirán
haciéndose más ricos y el mar devolviendo cádaveres.
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