Con el torrijón. Así saltó al parqué del pabellón Díaz-Flor
la Unión África Ceutí, que ayer recibió con la empanada aún
en el horno al modesto Somersen Mijas, un recién ascendido
al grupo D de la Primera Estatal de balonmano. Los hombres
de Julio Latas aparcaron el ánimo de revancha -cayeron por
33-32 en tierras costasoleñas- y malgastaron la mitad del
partido en enjugarse los ojos para limpiarse unas legañas
que les impedían funcionar con claridad. Menos mal que la
citada torrija, sinónimo de borrachera -ya sea mental o
etílica- y a su vez equivalente al dulce más representativo
de la Semana Santa castellana, no llegó a consumarse.
Gracias a Dios y, casi con total seguridad, a la antológica
bronca que Julio Latas debió dedicar a sus pupilos en el
descanso, cuando perdían por cinco goles de diferencia
(10-15).
Sus plegarias también debieron encontrar el destinatario
deseado, ya que en la reanudación le dieron la vuelta a la
tortilla merced a un juego dinámico, agresivo en defensa e
incisivo en la vanguardia. La aportación de Fernando Mur
-algunos pidieron su canonización después de que firmara
cinco goles- y Pedro Bago -siete tantos, cuatro de ellos de
penalti- resultó decisiva, aunque si el milagro llegó a
obrarse fue, sobre todo, por gracia de San Luis Velasco y
San Muamer Bratanovic. Y es que los dos porteros de la UA
Ceutí, a quienes se les apareció la Virgen en más de una
ocasión, terminaron de amargar la tarde a un Somersen Mijas
que acabó desdibujado sobre la pista (28-26).
Latas formó de inicio a Luis Velasco bajo palos, Pablo Vaco,
Pedro Bago, Anselmo, Ezequiel Campins, Vendrell y Ángel
Ruiz. Este septeto, incapaz de poner cerco a la ordenada
defensa malagueña y negado en la selección de los
lanzamientos, no cosechó los frutos esperados y dejó
suficientes huecos en la retaguardia para que los visitantes
Jorge Salado y David Martín montaran letales contraataques.
La consecuencia, como se puede prever, se tradujo en una
renta desfavorable de seis goles (7-13, minuto 21). El
técnico blanquinegro probó la reacción dando entrada a
jugadores de la cantera como Munir, Anselmo, Mur o Ángel
Ruiz, aunque una serie de inoportunas exclusiones impidieron
comprobar el alcance del renovado Ceutí, que al descanso
sólo había sido capaz de acumular la pírrica cifra de diez
dianas en su casillero (10-15).
Latas se olvidó de probaturas al inicio del segundo período,
volvió a confiar en los pesos pesados y ordenó condenar al
ostracismo cualquier tipo de especulación. El Ceutí salió a
morder, henchido de agresividad y concentración, para
desarbolar la zaga de un Somersen Mijas que empezaba a
presagiar el chaparrón. La velocidad de Ángel Ruiz y Dani
Olivares por los extremos, la fortaleza de Mur en el pivote,
la aparición de un resucitado Pedro Bago y la dureza
defensiva de todos ayudaron a devolver el equilibrio al
marcador a falta de diez minutos para el final (21-21). Los
malagueños intentaron detener en vano el aluvión, aunque el
conjunto caballa consiguió abrir una mínima renta de dos a
tres goles que supo administrar hasta el final (28-26). Una
nueva victoria del Ceutí que, para más inri y regocijo del
respetable, vino acompañada de la reaparición en el
Díaz-Flor de Hugo Garza, apartado desde hace meses por una
fractura en la mano.
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