Andrés Domínguez nos recuerda,
cada dos por tres, que está previsto en toda regla el echar
abajo el Alfonso Murube. Con lo cual quedaría un solar donde
se podría edificar a lo ancho, a lo largo y hacia arriba,
como en ningún otro sitio de la ciudad.
No me extraña, pues, que en esos terrenos estén puestas las
miradas de quienes son expertos en pegar pelotazos.
Enumeremos: políticos ventajistas, los financieros que
adelantan la pasta, los empresarios que reclaman
adjudicaciones trucadas, y todos los componentes de esa
especie de patio de Monipodio que viven siempre pendientes
de llevárselo calentito a la chita callando.
En cambio me extraña que la machaconería de ADE en relación
con el derribo del Murube y el empleo que se hará del
Martínez Pirri, no tenga ninguna respuesta contraria. Es
más: ni siquiera se produce la voz del tonto útil que salga
tronando en contra de todo cuanto viene escribiendo, tan
insistentemente, mi compañero y que, además, no tiene
inconveniente en proclamar la amistad que mantenemos.
En lo que a mí concierne, debo decir que la denuncia ha ido
calando en mí, de menos a más, hasta llegar a la siguiente
conclusión: ADE sabe mucho más de lo que dice al respecto.
Puesto que, normalmente, es persona que suele estar muy bien
informada en cuestiones de vayan marchando tres de
ladrillos, una de cemento y... he aquí lo tuyo a cuenta de
los pisos que se han vendido hasta ahora.
Lo que no le he preguntado al autor de Mis cosas, dado que
es un tema que él viene tratando desde hace ya un tiempo, es
si acaso interesa que se sepa que el Murube va a ser
demolido, para que los aficionados al fútbol se vayan
haciendo a la idea de que pronto se quedarán sin ese campo
construido en tiempos de la República, y siendo alcalde
David Valverde Soriano.
Y es que nunca en los últimos años se habían dado mejores
condiciones para que al personal se la traiga floja lo que
quieran hacer los políticos con el recinto futbolístico.
Consecuencia, claro está, de la mala campaña que viene
haciendo la Asociación Deportiva Ceuta. Motivo suficiente
para que los aficionados mantengan toda la indiferencia del
mundo sobre el destino de un campo histórico y que fue
reformado no ha mucho.
Ahora bien, lo que ADE deja entrever en sus escritos, o al
menos es lo que yo deduzco al leerlos, es que el comienzo de
semejante proyecto pasaba irremisiblemente por desalojar de
la presidencia a quien llevaba muchos años haciendo posible
que el equipo fuera un grande de la categoría. ¿Razones?
Primero, porque las cabezas pensantes del gran pelotazo
sabían que José Antonio Muñoz no iba a aceptar que el equipo
jugara en un escenario menor; segundo, porque un equipo bien
gestionado, y jugando liguillas de ascenso, podría ascender
y entonces era tarea imposible desalojarlo del Murube. Y,
por último, Muñoz no forma parte de la cuerda de todos los
que están agazapados esperando llenarse la faltriquera con
el negocio de un campo que es objeto del deseo de varios
empresarios y de toda esa Corte de los Milagros que los
rodea.
Lo que Andrés no sabe, y si lo sabe no suelta prendas, es
que en una comida de trabajo, como suelen llamarla los
catetos enriquecidos, se habló recientemente de que ojalá el
equipo local descendiera. Así, como lo están ustedes
leyendo. Pues el penar por el descenso sería cuestión sólo
de días y en medio de un ambiente desentendido del asunto,
todo les sería más fácil para hacer posible un derrumbe con
el que vienen soñando los señores que ven en tan
extraordinario solar la oportunidad de obtener unos
beneficios incalculables.
Vivir para ver. Estimado Andrés.
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