Ocho alumnos de las Aulas de Adecuación Curricular del IES
Almina de la Ciudad Autónoma de Ceuta visitaron ayer la
fortaleza del Hacho. La visita tuvo lugar a las diez de la
mañana y los chavales estuvieron acompañados por tres de sus
profesores: Maite Abeti Caparrós, José Julián Montoya Martín
y José Manuel Ríos Toro.
Alumnos y profesores pudieron disfrutar de un paseo por los
casi mil quinientos años de historia de la fortaleza,
descendiendo a los antiguos aljibes que abastecían a los
pobladores de la fortificación hace trescientos años y
adentrarse en las antiguas celdas de la prisión.
Para finalizar la visita, los alumnos se acercaron al
mirador desde donde pudieron observar las magníficas vistas
de las costas ceutí y marroquí, así como la costa de la
Península Ibérica gracias al buen clima que imperó durante
toda la mañana.
Todo el grupo que visitó la fortaleza pudo presenciar la
salva de artillería que desde el Baluarte de San Amaro se
dispara diariamente a las 12 horas.
Los ocho alumnos del Instituto Almina estuvieron acompañados
por otros nueve estudiantes del IES Siete Colinas. En este
caso, los alumnos estuvieron acompañados por su profesora
Itziar Idiondo Arteche. Ambas visitas fueron guiadas por el
subteniente Juan Carlos Madrid.
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Los alumnos destacan la historia y las vistas
El pasado jueves, veinte alumnos
del IES Almina visitaron la Fortaleza del Hacho acompañados
por el profesor Francisco Bombien Fernández y teniendo como
guía al subteniente Juan Carlos Madrid Fernández. Una de las
alumnas, Cristina Sánchez Hidalgo, quedó gratamente
sorprendida por lo que vio durante el recorrido y declaró
que antes de la visita “pensaba que sólo vería un castillo
utilizado antiguamente como cárcel”.
Lo que más le gustó a esta alumna fue la historia de la
fortaleza y las vistas desde el mirador y la salva de
artillería desde el Baluarte de San Amaro que se dispara
diariamente a las 12 del mdiodía.
Por su parte, el alumno Roberto Rodríguez García llegó con
la idea de llegar a un castillo habitado por militares y se
quedó “maravillado” con el resultado de la visita. Lo que
más le gustó fueron “las celdas de la antigua prisión, las
vistas desde el mirador y la salva de artillería.
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