Me ha parecido bastante vil e innecesario. Me refiero a las
fulminaciones del popular Zaplana contra María Teresa
Fernández de la Vega, la Vicepresidenta, por el atavío que
lució durante su viaje a Africa. “Disfraz” le llama el
relamido Zaplana, sin recordar como otrora, Celia
Villalobos, disfrutona ella, se contoneaba por la feria de
agosto de Málaga luciendo modelitos, hora el traje de
faralaes que resaltaba su rotunda anatomía, hora la
vestimenta de malagueña, que tanto embellece y realza la
belleza juvenil, pero que, a una oronda cincuentona la hacía
parecer una mesa camilla. Populismo a granel, bailotéo en
las peñas y satisfacción en Génova 13 porque Celia era muy
populista, ni era fina, ni era elegante, ni tenía estudios
de tipo alguno, pero era una pechá de reír y contaba los
chistes de tartajas con una gracia que te partías el culo de
risa.
María Teresa es otra cosa y además es de las mías. Es otra
cosa porque es el summun de la elegancia, hasta el punto de
que le llaman María Teresa Fernández del Vogue, viste con
exquisitez, sin caer jamás en el exceso, refinada,
cultísima, de una talla intelectual infinitamente superior a
la del resto de sus colegas, ponderada e impecable. Y es de
las mías ¿Qué si me he subido al carro de los progresistas
de salón para medrar un poco? No y eso que mi necesidad es
mucha y estoy más tiesa que la varilla de un cohete, pero
sigo siendo de la ciberderecha neocom.y no hay más que
hablar, a lo que me refiero es que, la Vicepresidenta, amen
de ser fashion, pertenece al legítimo e inigualable Clan de
las Gurruminas, que tiene hasta copyright y está aquejada de
gurruminexia, que no de anorexia ¿Qué que son las mujeres
gurruminas? Pues somos esas mujeres resecas y
marisabidillas, pelín revenías, que no envejecemos sino
embrujecemos y no nos ajamonamos sino que nos amojamamos.
Nuestro himno es un clásico y pertenece a los 1000 mejores
poemas de la lengua española ¿Se lo recito? Vale “Aquí yace
Estefanía, seca y aguda mujer /que bien pudo aguja ser, pues
solo un ojo tenía/ Flaca, esqueleto de alambre, en torno a
sus huesos vanos/ yacen también los gusanos, pues se
murieron de hambre”. ¿Qué quieren que les ponga ejemplos del
colectivo? Bueno, está la Vicepresidenta, está Marina
Castaño, la viuda de Cela, está la Leti con sus privilegios
y estamos todas aquellas a las que parecen sobresalirnos más
las costillas que las tetas, que, en gurrumino y afilado
tenemos también nuestros encantos, lo que pasa es que se
contemplan, mayormente, con los ojos del alma, porque con
los otros ojos, los de la visión, se nos ve como a raspas.
¿Qué si tiene algo que ver la gurruminexia con la anorexia?
No, el ser gurrumina es cosa de constitución y el ser
anoréxica es una enfermedad del cerebro y del alma. Las
altísimas y delgadísimas modelos de pasarela no padecen
gurruminexia sino desnutrición y nosotras, las del Clan de
las Gurruminas, no estamos desnutridas, sino que somos
rabinillas , puro nervio y pellejo, con el metabolismo
disparatado quema que te quema. Fatal Zaplana atacando a una
de las nuestras, porque ataca a todo el colectivo y a todas
nos ofende. Si la Vicepresidenta se vistió, por cortesía y
buen tono, con una vestimenta étnica “una vez”, la
Villalobos se engalana, jacarandosa, feria tras feria y su
jamona estampa, es en sí, un grito contra la gurruminexia,
aunque, como gurrumina oficial, observándola, musito
íntimamente ¡Que Dios me libre!
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