La puntual insistencia de todos los medios de comunicación
para suscitar el escándalo ha surtido, como siempre, su
principal efecto: No para otra cosa que para intentar eludir
responsabilidades, servicios sociales, educativos,
psicopedagógicos y sanitarios, jueces, policía, y el resto
de autoridades incompetentes, nos ofrecen una vez más el
triste espectáculo de acusarse mutuamente de la falta de
protección de Alba C. C., la niña que ha estado siendo
maltratada por su propia familia durante meses hasta llegar
a ser finalmente ingresada en coma en Barcelona. Igual que
algunos ascensores, teléfonos públicos o máquinas de
refrescos, la maquinaria de Estado que nos gobierna parece
que no funciona. Por desgracia para nosotros, no sólo es
literalmente vital que lo haga sino que, encima, no tiene
arreglo. Si entre todos no fueron antes capaces de ponerse
de acuerdo para proteger a la niña, difícilmente esperemos
que puedan encontrar en lo sucesivo una solución ejemplar
que impida que se vuelva a repetir el despropósito
administrativo...
Pero, no nos engañemos, aunque la flor principal sea el
escándalo lo que se cultiva mayormente a carretadas es la
hipocresía. Lo malo del Estado, pero esto no se puede decir
en los telediarios, no es que no funcione como se esperaba,
lo peor es lo haga precisa y sistemáticamente en nuestra
contra. La complicidad criminal expresa de la Administración
al legalizar entre nosotros el asesinato de menores no
nacidos o aborto no terapéutico, pone suficientemente de
manifiesto un sádico desprecio hacia toda la infancia y
adolescencia como conjunto y deja completamente vacíos de
contenido cualquier discurso sobre violencia doméstica y
malos tratos que lo ignore. Hubieran liquidado a la criatura
en el segundo mes de embarazo, en el mismo Hospital que ha
denunciado los hechos, y no hubiera sido ni siquiera tema de
conversación.
Hubiéranle discretamente mutilado en sus genitales para
celebrar algún sanguinario ritual familiar y poco menos que
lo mismo. ¿Otra sensibilidad es posible? ¿Otra sociedad es
posible? ¿Otro Estado es posible?
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