La escolta policial, el agente de paisano, las rejas, y los
agentes de Educación Cívica parecen haber servido para, al
menos, mitigar la situación. Pero no para solucionar el
problema. En la noche del martes, de nuevo, volvieron a
repetirse las agresiones contra el autobús que cubre el
trayecto entre la Plaza de la Constitución y la Barriada
Príncipe Alfonso, eso sí, sin la magnitud de la noche del
viernes. Así lo aseguran desde el comité de empresa de Hadú-Almadraba.
Fuentes de Delegación de Gobierno niegan cualquier agresión
de relevancia el pasado martes, aunque sí reconocen que se
registraron pequeños ataques de menor intensidad en la noche
del domingo y el lunes.
Según la versión de los conductores de la Línea 8, el
martes, de nuevo, a la misma hora, pasadas las seis de la
tarde, el último autobús que se interna en la Barriada del
Príncipe fue apedreado desde lo alto de una ladera cercana,
probablemente por niños o adolescentes. Esta vez las piedras
fueron más pequeñas y menos certeras, pero de igual modo un
peligro. El mismo escenario, desde idéntica atalaya y en
similar horario. El pasado martes, según relatan fuentes
cercanas a los empleados de Hadú-Almadraba, sólo se registró
una novedad: además de cantos arrojaron una antena de
televisión.
“No creo que sea tan difícil vigilar la zona y localizarlos
porque siempre es, al menos en esta última oleada, más o
menos igual”, afirma el delegado de la empresa de autobuses,
José Molina que señala la rotonda de entrada a la Barriada
como el ‘punto negro’ en el que se suceden los ataques.
“Miedo y desánimo”
Los ataques no son extremadamente graves pero se mantiene la
amenaza y comienza a pesar en el ánimo de los chóferes.
“Estamos muy descontentos, hay mucho miedo y empieza a
cundir el desánimo”, reconoce José Molina, delegado de la
empresa municipal de transportes Hadú-Almadraba. Anoche,
pasadas las once y una vez acabada la jornada laboral, los
conductores de los autobuses Hadú-Almadraba estaban
convocados a una asamblea extraordinaria para analizar la
situación.
A una semana de la agresión que hizo saltar las alarmas, -
“que no la primera, que esto no es nuevo”, matiza un
conductor- la situación de riesgo parece que remite pero no
del todo y entre los conductores comienza a pesar el
“desánimo” y el “miedo”, a verse en la situación de sus dos
compañeros de baja tras las agresiones, uno de ellos, ya
estuvo de baja laboral por estrés .
“No debemos exagerar”
Desde la Barriada del Príncipe de la Ciudad Autónoma de
Ceuta el problema se ve diferente y restan importancia a lo
sucedido para no agrandar más aún el problema. “Son chavales
muy mal educados, que no quiero disculpar a nadie, pero no
debemos exagerarlo y sobredimensionar el problema”, ruega
Laarbi Mohamed, presidente de la Barriada Príncipe Alfonso,
que pide que “no se criminalice a una barriada entera”
cuando son hechos aislados protagonizados por menores. “por
lo que conviene no exagerar para no agrandar el problema y
dar alas a los responsables”.
A juicio de Mohamed, la vigilancia y la presencia de Agentes
de Educación Cívica han servido para devolver la situación a
su cauce porque, recuerda, estos pequeños altercados han
sucedido antes y “no se le dio tanta importancia”.
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