Nadie sabe qué le dijo ayer Miguel Rivera, el entrenador del
Écija Balompié, a sus pupilos al término de los primeros
cuarenta y cinco minutos, cuando la AD Ceuta mandaba por 3-0
. Aunque no cabe duda de que el discurso -amén de unos
arriesgados y obligados cambios ofensivos- surtió el
necesario efecto para certificar la remontada en la
reanudación (3-4).
A juicio del técnico malagueño, el Ceuta rindió a un gran
nivel en el primer período, pero apunta que sus hombres
acusaron cierto desorden defensivo en los goles que
encajaron. “El Ceuta nos apretó muchísimo en el primer
tiempo, aunque también es verdad que nos fallaron los
jugadores más expertos en los tres goles que recibimos.
Juanma se despistó en el primer gol y el tercero se lo hizo
en propia puerta. Los futbolistas estaban completamente
fuera del partido, pero no teníamos un tiempo muerto para
detener el partido. Afortunadamente, pudimos frenar el
choque en el descanso. Si el Ceuta nos hubiera hecho un par
de goles más habríamos estado literalmente muertos”, afirma.
“En el descanso hablamos que era injusto que un equipo que
trabaja y se sacrifica tanto entrara al vestuario con tres
goles de desventaja. Lo que el Écija hizo en la primera
parte está muy lejos de sus posibilidades. Teníamos que
borrar de nuestra cabeza que íbamos perdiendo 3-0 y saltamos
al campo como si empezáramos un nuevo partido. Ya me daba
igual que nos metieran diez tantos y asumí ciertos riesgos
al hacer varias sustituciones. Cuando entró el primero
empezamos a creer en nosotros y los goles se fueron
sucediendo hasta completar la remontada”, asegura Rivera,
quien precisa que “es una de las pocas veces que hemos
aprovechado una superioridad numérica”. “Tras el partido el
vestuario ha sido una fiesta. Es normal que sea así cuando
un equipo que pierde 3-0 en el descanso tiene la suficiente
vergüenza profesional para reaccionar. Hicimos méritos para
buscar el partido aún sabiendo que teníamos una ventaja
sobre el césped y una desventaja en el marcador”, agrega.
Por último, Miguel Rivera mostró su comprensión con el Ceuta
y su entrenador, Ramón María Calderé. “Sé que el Ceuta está
sufriendo mucho y ahora le toca abrir el paraguas para toda
la lluvia que va a venir. Les deseo toda la suerte del
mundo”, concluye.
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