CULTURA - LUNES 13 DE MARZO DE 2006

“Desnuda eres tan simple como una de tus manos”. Así comienza uno de los poemas de Pablo Neruda “el poeta de las pequeñas cosas”, como lo define Miguel Ángel Muñoz, el que entabla una amistad con el chileno más relevante de las letras en el siglo XXI. Muñoz declara que lleva enrededando con los versos desde antes. Y como el poeta, lo pone en práctica en los detalles más sencillos, por ejemplo, la nota que acompaña a unas flores o a cualquier regalo. Para meterse en la piel del personaje, “un regalo caido del cielo” se ha preparado a fondo: vio la película, estudió a fondo la vida de Neruda y contó con el “punto de vista de Raquel”. Tres meses de ensayos, ocho horas al día para llevar a los escenarios una obra sobre sentimientos, frustaciones y amor, mucho amor.

Miguel Ángel podría describir Madrid a través de los versos de Jaime Gil de Biezma (“26 de abril de 1959, domingo...”); y hacer lo mismo con Ceuta, esta vez con un telegrama. “Escribir y mezclar” es una de sus másximas; pero sobre todo, trabajar y disfrutar el presente. El actor confiesa que acabó agotado, física y mentalmente, tras la gira de UPA Dance, la promoción del disco y la puesta en escena de Quickly. Ahora, inquieto y ambicioso pero centrado en el oficio de repartir cartas por España, dice que “reivindica la figura del cartero”, un personaje “al que ya me he hecho” después de mucho trabajo. “Ni móvil ni e-mails, “recibir un papel con la letra de una persona que te ha dedicado un momento de su vida queda en ti para siempre”.

Embarcado en este proyecto teatral, tiene tiempo para leer a Luis Sepúlveda, ver Crash o El manual del amor; escuchar música en cantidades industriales: Rob Thomas o Justin Timberlake; y pensar en obras que le llenaría hacer: Con faldas y a lo loco, el Errol Flyn de Chicago o quizá un musical. Pero reconoce que “hay momentos en los que tienes que parar”, sentarte a pensar y saber que “aunque estés arriba un día, al siguiente puedes estar abajo”. ¿Y entonces? Miguel Ángel opina que hay que confiar en el trabajo, y en uno mismo. Si el tatro está lleno, adelante; y si está vacío, también.
 

“En teatro, el silencio aporta continuidad”

La prosa del centenario Francisco Ayala colorea en la distancia el sentido del montaje teatral ‘El Cartero de Pablo Neruda’. Así lo siente la veterana actriz Tina Sainz (Madrid, 1945) cuando habla del último proyecto en el que participa junto a Miguel Ángel Muñoz, Marina San José y José Ángel Ejido (Madrid, 1955). “No hay realidad más real que la literatura”. La inquieta actriz madrileña recita a Ayala mientras entra y sale por la puerta giratoria del hotel ‘Tryp’ de Ceuta para hablar por teléfono. Es “el mejor ejemplo” para entender la trascendencia del escritor Antonio Skarmeta en el montaje teatral que aborda la vida de Neruda porque “al final, toda historia es susceptible de ser contada”. José Ángel Ejido reflexiona al respecto y finalmente se muestra de acuerdo ante las palabras de Sainz.

La obra de teatro, que sobrevuela sobre la vida del autor de ‘Veinte poemas de amor y una canción desesperada’, es un ir y venir de ironías, risas, desencuentros y emoción contenida a través de breves silencios. En escena, ¿un actor vale más por lo que dice o por lo que calla? Sainz asegura que las palabras están mediatizadas porque necesitan de la gestualidad del cuerpo. “Pero está claro que todo el mundo vale más por lo que calla”, sentencia. A este respecto, Ejido entiende su trabajo como un proceso en el que la palabra es “el producto final de un compendio de intuiciones y sentimientos”. y añade que los momentos de silencio “aportan continuidad” a las obras de teatro porque “al percibir lo que hay detras de las palabras, se muestra la valía profesional”.

La larga trayectoria de ambos actores toma direcciones distintas, pero convergentes. Sainz revela que “siempre tiene la sensación de estar empezando porque tiene poca conciencia del paso del tiempo”. Ejido reconoce “desechados” los tiempos del idealismo porque, aparte de su profesión, ha tenido mil y un trabajos. Aún así, se jacta de que interpretar es lo que quiere hacer; “explorar, andar y aprender.

“Sólo aspiro a ser consciente para tener una visión amplia y particular de la vida. Lo realmente importante es cómo haces las cosas porque el arte tiene la virtud de reflejar el mundo. Es un espejo de lo que somos”, concluye.