Lucio Anneo Séneca, el filósofo cordobés que se codeó con
las altas esferas del Imperio Romano y sirvió de tutor,
consejero político y ministro a Nerón, fue condenado a
suicidarse tras resultar implicado en la conjura que Pisón
orquestaba para desbancar del poder al propio Nerón. Dos
milenios después del obligado matarile, el Séneca CF, equipo
homónimo al del célebre orador califal y colista en el grupo
IV de la División de Honor Juvenil, se dejó guillotinar por
el Gimnasio Goyu-Ryu, que ayer le asestó cinco certeras
puñaladas (5-0). Y es que la que supone la más opípara
cacería para el conjunto amarillo en la presente temporada
llegó tanto por la insistencia, la velocidad y la desmedida
entrega de sus jugadores, como por la inconsistencia
defensiva de los visitantes, que ofrecieron demasiadas
facilidades en la contención. Cristóbal por doble ocasión,
Marzok, Bilal y Ortiz fueron los ejecutores de un severo
correctivo sin anestesia que deja al Séneca con cinco puntos
de sutura y casi desahuciado en su lucha por la permanencia.
No obstante, también permiten al Goyu-Ryu, con cuarenta
puntos en su haber tras la disputa de veintiséis jornadas,
situarse a sólo tres puntos del Córdoba, tercer clasificado
y adjudicatario a día de hoy de la última plaza que dará
derecho a participar en la próxima edición de la Copa del
Rey.
Los pupilos de Tayo, que encadenaron su cuarta victoria
consecutiva en su feudo, saltaron al José Martínez Pirri
ajenos a toda especulación. El técnico ceutí ordenó
adelantar la presión a la línea de tres cuartos del cuadro
andaluz con la intención de asfixiar su capacidad de
creación y propiciar las recuperaciones. Con la pelota en su
poder, el Goyu-Ryu se hartó de ensayar balones en largo para
explotar la velocidad de las bandas, así como la movilidad
de Cristóbal y Marzok. El Séneca, en lugar de arrugarse,
procuró conducir el cuero y optó por adelantar la defensa.
La pretensión de Pedro Cuadrado, el entrenador rojinegro, no
era otra que contrarrestar la verticalidad local con la
trampa del fuera de juego. La estrategia no le pudo salir
peor. Y es que la pareja de centrales senequistas, carente
del más mínimo entendimiento y más nerviosa que la novia el
día de su boda, se convirtió en un auténtico coladero.
El primero en sacar tajada de la empanada visitante fue
Cristóbal. El inusual nueve en la formación caballa volvió
locos a los zagueros del Séneca y se coló a su antojo entre
las oquedades que éstos dejaban. En sus botas estuvo abrir
la lata tras capturar un medido pase de José, pero optó por
ceder a Marzok, en posición antirreglamentaria, cuando sólo
restaba la oposición del meta califal. Un error garrafal que
enmendó sólo un minuto después, cuando le ganó la espalda a
Raúl y batió a Alberto con un tiro cruzado desde el vértice
derecho del área (1-0, min. 9).
Con esta dinámica, el respetable del antiguo 54 no hacía
otra cosa que conjeturar en qué momento llegaría el segundo.
Apenas diez minutos más tarde, Bilal fue incapaz de resolver
un uno contra uno con el cancerbero del Séneca aunque Marzok,
tras una serie de rechaces dentro del área, colmó todas las
expectativas con un fuerte disparo (2-0, min. 22). El Séneca
sólo vio dos veces la portería rival en el primer tiempo, un
lanzamiento cruzado de Carlos y un corner que golpeó
directamente la cepa del poste, pero Samuel supo mantener a
cero el arco del Goyu-Ryu. No contenta con esto, la escuadra
amarilla rubricó el período inicial con una nueva internada
de Cristóbal, quien al borde del descanso elevó el 3-0 al
marcador de bonita vaselina.
En los primeros compases de la reanudación, el Goyu-Ryu
mantuvo el cerco sobre la portería cordobesa. Jesús obligó a
lucirse a Alberto tras cabecear algo picado un saque de
esquina, Bilal hizo lo propio al recibir un regalo de José y
Marzok no rubricó una serie de combinaciones en corto con
Cristóbal. El Séneca, por su parte, apenas inquietó la
portería amarilla, aunque tuvo la posibilidad de acortar
diferencias si Paco no hubiera estrellado en el larguero un
centro de Carlos. El desánimo se apoderó del equipo
rojinegro, que se atrincheró en su campo y renunció a
cualquier opción ofensiva. Los de Tayo también sucumbieron a
la pasividad, pero guardaron suficiente brío para completar
la manita por mediación de Bilal y de Ortiz. Que en la arena
del Martínez Pirri siga habiendo pan y circo, aún a costa de
rivales tan contemplativos como el Séneca.
Cristóbal, un incordio para la zaga senequista
Sorprendentemente, Cristóbal saltó ayer al terreno de juego
con el dorsal número nueve en la camiseta. Su misión no era
otra que perforar la portería defendida por Alberto y el
menudo e insólito delantero cumplió el cometido con
sobresaliente. No sólo marcó el primero y el tercero de los
cinco goles que ayer hizo el Goyu-Ryu, sino que se convirtió
en un auténtico incordio para la zaga del Séneca. La pareja
de centrales formada por Raúl y Almodóvar se volvió loca
intentando neutralizar la velocidad y la picardía del ariete
amarillo, que se entendió a la perfección con Marzok, su
acompañante en la mediapunta. No cabe duda de que Tayo ya
tiene un punta cuando le vuelvan a fallar los habituales
para ocupar dicha demarcación.
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