La calidad y la grandeza de un
político se demuestran en los momentos difíciles, cuando las
determinaciones que se han de tomar no son nada fáciles y,
por supuesto, no del agrado de una parte del personal.
Es ahi, en esos momentos de dificultad, donde el auténtico
político da la talla, porque de la decisión a tomar puede
depender incluso que se le resten votos en unas eleciones.
El político que vive pendiente de que sus decisiones, le den
un mayor número de votos, sin tener en cuenta que esa
decisión puede perjudicar a la larga o a la corta al resto
de los ciudadanos, ese es un polítquillo del tres al cuarto,
que como las meigas haberlos haylos. Y aquí, en esta tierra
nuestra, hay más de uno de esos polítiquillos que no dan la
talla ni con el Tauritón ese que anuncia la tele.
Buscar votos empleando la demagogia, es el sistema más fácil
del mundo. Buscar votos con la verdad por delante y tomando
decisiones importantes, en deternminados momentos, eso
encierra una gran dificultad.
Pero es, en esos momentos, cuando los políticos, los de
verdad, los auténticos animales politicos, dan la talla y
demuestran porque son los líderes de los partidos.
En estos momentos de cierta dificultad, por los que está
pasando nuestra tierra. Esa tierra que nos vio nacer y que
es de todos los ceutíes, sin distinción de credos o razas,
es cuando los políticos de verdad, los auténticos líderes de
los partidos, tienen que dar la talla, tomando con única
decisión mantener, contra viento y marea, la convivencia de
las cuatro culturas que conformamos el pueblo de Ceuta.
No vale, no cabe otra decisión a tomar por los
representantes de los distintos partidos políticos ceutíes,
que no sea la decisión de mantener la convivencia entre las
cuatro culturas, de la que hemos dado ejemplo al mundo
entero.
Ceuta está muy por encima de todas las cosas. Es nuestra
tierra y, todos los que nacímos en ella, tenemos la
obligación de defenderla contra todo aquel que quiera
hacerle daño.
La primera bofetada sin mano, se la hemos dado a todos
aquellos que esperan, no sé que reacciones con la salida de
la cabalgata de carnaval. Incluso algunos medios nacionales
habían hecho llegar, hasta nuestra tierra, a enviados
especiales para tener la noticia de primera mano.
Como ceutí sentí una gransatisfación, al escuchar a una
enviada especial, decir en su conexión con su cadena, que
todo estába tranquilo y que el pueblo se había tirado a la
calle masivamente para disfrutar y divertirse con su
carnaval.
La pena de todo fue esa lluvía caída a la que acompañó un
fuerte viento que hizo, a medio camino suspender la
cabalgata, pero el público aguantó estóicamente la lluvía
hasta que no pudo más y hubo de buscar refugios en los
soportales del recorrido. ¡Ele mis gentes, ele mi pueblo,
que no se pue aguantá!.
Peazo de lección de convivencia y de civismo le dímos, una
vez más, a todos aquellos medios nacionales que habían
mandado a sus envíados especiales esperando que se diera la
noticia del año.
Esa es la lección que le debemos seguir dando, a todos esos
que vienen de fuera, a ver cuál es nuestro comportamiento
ante determinados problemas. Unos problemas, que sigo
insistiendo,.como la ropa sucia debemos lavarla en casa, sin
que venga nadie a aprovecharse de ellos.
Porque todos esos que nos llegan de fuera, buscando la
noticia, no concen a esta tierra ni a su gentes, es el
enorme problema que tienen a la hora de querer entendernos,
porque como dije el otro día, a igual que dicen los
gaditanos “en Ceuta hay que mamar”.
Aunque algunos de esos que, siempre, tienen en su boca lo de
“Ceuta cuanto te quiero” o “como mi Ceuta no hay nada” e
incluso aprovechan la frase de ese gran ceutí, escritor
costumbrista, Joaquín Amador “mi Ceuta del alma”, son los
ceutíes más falsos y más hipócritas que he conocido.
Y su falsedad e hipocresía llegan a tal punto, que son
capaces de vender esta tierra con tal de vengarse de algunos
de sus enemigos, poniéndo esta tierra, a la que dicen querer
tanto, a los píes de los caballos.
Su cobardía les lleva sólo a pensar en ellos y en la forma
de su venganza, sin importarles, para nada, el daño que les
puedan hacer a Ceuta.
Un siglo de estos, que me coja el cuerpo con ganas de
jarana, les voy a quitar la careta a todos esos que “tanto
quieren a esta tierra”, pero que por vengarse de alguien no
dudan, ni por un sólo momento, pegarle a Ceuta una puñalada
por la espaldas.
El mismo ejemplo de convivencia y de civismo que hemos dado
en la cabalgata, para asombro de más de un enviado especial,
vamos a seguir dándolo con el apoyo de todos, pero en
especial con la sabiduría y el bien hacer de todos los
políticos que representan a este nuestro pueblo.
Tomen la decisión acertada pero, sobre todo, que esa
decision sea mantener la convivencia.
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