Hace 75 años que las mujeres podemos decidir con nuestra
voz, a través del voto, a nuestros representantes políticos.
Fue una batalla ardua, difícil e incomprendida por muchos
que aseguraban que la supuesta “incapacidad intelectual” de
las mujeres iba a redundar negativamente en la democracia.
Gracias al tesón y al esfuerzo de aquellas mujeres
parlamentarias, escritoras e intelectuales y representantes
de asociaciones, imperó la razón y hoy por hoy el sufragio
universal es un derecho que está firmemente consolidado en
nuestra Constitución.
Así como está recogida la necesidad de remover cualquier
obstáculo que impida que los españoles y las españolas
disfruten de las mismas oportunidades, o el rechazo a
cualquier tipo de discriminación por razón de sexo.
La celebración de este significativo 8 de marzo, Día
Internacional de la Mujer, nos proporciona la ocasión de
tributarles un merecido homenaje y de dar un paso más: hace
75 años que las mujeres en España pueden ser electoras,
ahora queremos ser elegibles en condiciones de igualdad con
nuestros compañeros para asemejarnos lo más posible a la
sociedad a la que queremos representar compuesta a partes
iguales por mujeres y hombres. Pero no sólo aspiramos a
buscar la equidad en política, sino en todos los ámbitos de
la vida privada y laboral intentando erradicar la
discriminación histórica que ha convertido a las mujeres en
únicas responsables de la crianza de los menores, cuidadoras
de los dependientes y como consecuencia, formar parte del
mercado de trabajo en constante inestabilidad.
Es por ello que debemos comprometernos por buscar,
constantemente, fórmulas que acaben con estas injusticias
que se cometen desde el plano político, económico y social.
Durante el pasado año, las mujeres han podido ver muchas de
estas expectativas cumplidas, sobre todo la más urgente,
como era poner freno a la violencia machista a través de una
Ley Integral aprobada por unanimidad de todos los grupos
políticos en el Congreso.
Si el esfuerzo para concertar voluntades y desarrollar un
texto legislativo que afronte el fenómeno desde todas sus
perspectivas ha sido importante, mayor debe ser el impulso
necesario para ir poniendo en práctica todas las medidas que
la Ley prevé por parte de todas las Administraciones
Públicas y de la propia sociedad. Juntos debemos conseguir
que ninguna mujer en nuestro país, por el hecho de serlo, se
vea perseguida, maltratada o asesinada.
también contamos con una herramienta vital contra la
discriminación como es la Ley de Dependencia que trata de
responsabilizar al conjunto de la ciudadanía del cuidado de
los dependientes que de manera tan injusta han tenido que
soportar en soledad y sin contraprestación alguna,
mayoritariamente las mujeres.
Además se están aplicando más de una cincuentena de medidas
a favor de la igualdad que impulsó el Gobierno el pasado año
y que pretenden contribuir a que, día a día, desaparezcan
las desigualdades entre hombres y mujeres, sobre todo en
materia de empleo.
Durante el año 2005, más de medio millón de mujeres han
encontrado trabajo en España, estrechándose la brecha de
género existente, sin embargo, la realidad social y
económica no refleja aún igualdad plena.
Por ello, confiamos en que la Ley de Igualdad que se
aprobará este año dará respuesta a las demandas de las
mujeres, que pasan, entre otras prioridades, por eliminar
los obstáculos que impiden equiparar sueldos y alcanzar
puestos de responsabilidad en las empresas sin tener que
renunciar a una vida personal autónoma defendiendo el
derecho de un permiso de paternidad intransferible.
Después de 75 años de voz a través del voto, queremos
reivindicar la fuerza de la igualdad, la fuerza de este
derecho como motor de la transformación social a la que
aspiramos.
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