H.R. vuelve a casa del trabajo charlando despreocupadamente
por teléfono. Son las once y media pasadas de un martes
cualquiera y a esas horas las calles de Ceuta parecen
desiertas. Alguien farfulla una amenaza a su espalda, y
antes de que pueda darse cuenta de lo que está sucediendo se
halla en el suelo forcejeando con un desconocido para evitar
que le arrebaten el teléfono móvil.
Cuando, magullado y desorientado, H.R. consigue
incorporarse, su celular está ya camino del mercado negro.
No le han robado nada más. Ni la cartera, ni el reloj, sólo
el teléfono. Ni siquiera han blandido una navaja ni le han
intimidado, han pasado directamente a la agresión repentina,
sin dar tiempo a reaccionar a la víctima.
Hubo un tiempo en el que los atracos seguían un
procedimiento, un ritual establecido entre caco y víctima en
el que el atracador amenazaba y reclamaba su botín y la
víctima elegía resistirse o no.Un robo, digamos, civilizado.
Pero las tendencias cambian también entre los ladrones y,
tristemente, gana adeptos la conocida como “técnica
suramericana”. El atracador asalta a su víctima por la
espalda y con violencia desmedida, sin amenazas. Rápido,
violento y eficaz. Una técnica que nació en Colombia y que
se utiliza asiduamente en las calles de México D.F: y que se
extiende por España. Una técnica que pilla desprevenido a
cualquiera. “Es lógico, tú caminas por la calle, tranquilo.
Tu nivel de violencia es cero, claro, y de repente alguien
te ataca de un modo muy violento. Aprovechan tu sorpresa y
además ellos se envalentonan, suben de rango entre sus
compinches”, explican fuentes policiales que, aseguran que
en Ceuta se dan casos muy contados. En ciudades como Madrid
o Valencia este tipo de robos son cada vez más frecuentes y
siempre tienen como único objetivo el teléfono móvil.
‘Cosecheros’ de teléfonos
Este es sólo un caso más de robo con violencia de los que
cada vez se repiten más en Ceuta y en cualquier ciudad de
España. Unos días después la Policía Local detenía, tras un
altercado, a dos jóvenes de 19 y 20 años de origen marroquí
que portaban varias terminales de telefonía móvil. En una
semana llegaron a la Comisaría varias denuncias similares:
robo con violencia
Son lo que la policía conoce como ‘cosecheros’. Pasan la
frontera y durante un tiempo se dedicarán a un negocio
rápido y sin demasiados riesgos. “Es sencillo y rápido”,
explica un agente especializado en delincuencia urbana,
“buscan una víctimas con el perfil propicio, es decir que no
parezca un sujeto violento y que además esté utilizando el
teléfono, que parezca despreocupado.. etc”. El botín es
jugoso y sin demasiadas complicaciones. El celular robado
tiene muy buena salida en el mercado negro y es sencillo
afanar varios en una sola ‘jornada de trabajo’ multiplicando
por cien el sueldo medio de un albañil en Marruecos, que
asciende a poco más de 5 euros diarios.
|