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OPINIÓN - MARTES 7 DE MARZO DE 2006

 

OPINIÓN / EL OASIS

Tolerancia
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

Nunca la tolerancia fue un valor cotizado en el mercado de la convivencia. Ahora, sin embargo, muchos son los que opinan que se halla por los suelos y que ello puede ser causa de muchos males. Tal vez. Pero la capacidad de olvido de los humanos es tan grande que no se acuerdan de que nunca tiempos pasados fueron mejores. Es la respuesta que le doy al amigo que me llama desde Cádiz para decirme que logró irritarle la actuación de Sabina en un pabellón deportivo de la capital gaditana, el domingo pasado. Y a continuación le pregunto:

-¿Acaso salió hasta las trancas de malta y dio el petardo?

-Que va... Estuvo muy bien. Mejor de lo que yo esperaba.

-¿Entonces...? Pues que yo fui a ver al Sabina artista y no a un señor que se dedicó a hacer críticas favorables a sus ideas.

-Es decir, que habló mal de Federico Jiménez Losantos, de Aznar, de Rajoy, de la Guerra de Irak y hasta del Prestige.

-¿Y tú cómo sabes que se comportó así?

-Porque lleva mucho tiempo haciéndolo y el público acude en tromba a verle. Con Sabina pasa como con los toreros tremendistas, que los aficionados se agolpan en las taquillas con prisas y dispuestos a pagar el doble de dinero en la reventa.

-Vaya, hombre, encima vas y te pones a defenderlo.

-No te equivoques: a ver si soy yo el que ha ido a Cádiz y ha terminado pagando, como me has dicho tú, setenta euros por una entrada. O sea, el doble de lo estipulado por la organización.

-Pero estarás de acuerdo conmigo en que Sabina no debe aprovecharse de su fama para arremeter contra la gente del PP.

-Esa pregunta, siendo tú del PP, conviene que se la haga a los gaditanos que disfrutaron no sólo de las canciones de su ídolo, sino que también lo hicieron con la caña que le da a los tuyos. Todo, querido amigo, es según el color del cristal con que se mira.

Conociendo a mi amigo, sé que en esos momentos está loco por cambiar de conversación para tirarme de la lengua. Y acierto.

-No todo se le debe consentir a quien sube a un escenario. Pues mira la que habéis liado en Ceuta con la actuación de una chirigota. Así que no trates de decirme que yo soy un intolerante.

-No es mi intención. Aunque debo recordarte que Ceuta es una ciudad donde la tolerancia sigue siendo una actitud que se pone de relieve más que en ningún otro sitio de España. Y es así, sin duda, por circunstancias harto conocidas. De lo contrario, esta ciudad se habría convertido ya en un infierno.

-¿No será que tú confundes tolerancia con algo que se llama conllevarse?

-No. Si bien en el fondo, resignación viene a ser lo mismo que soportarse.

-Hipocresía elevada al cubo, ¿no?

-Tampoco es eso... Yo lo llamaría sentido común. Ortega lo llamaría superar las circunstancias. Uno puede nacer en una tierra rica o pobre, con gobernantes moderados o cizañosos, o en sitio donde diversas culturas traten de hacerse respetar, y ha de entender que la razón ha de imperar por encima de fanatismos o proclamas de superioridad.

-Pues vista desde la lejanía da la impresión de que la tolerancia en Ceuta está enteca. Y que dada esa endeblez, camina sin pulso y dando camballadas.

-Lo cual no deja de ser una visión fatalista, que vende muchísimo en la península. Fíjate si hay tolerancia y más que tolerancia paciencia, que antes los entrenadores eran despedidos incluso estando el equipo en el primer puesto de la clasificación. Ahora, sin embargo, se les renueva el contrato: a pesar de que la ADC parece que está abocada a un destino fatal.
 

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