El presidente de la Ciudad
Autónoma de Ceuta, Juan Jesús Vivas Lara ha creído como
conveniente reunirse a principios de esta semana con los
representantes de las cuatro confesiones religiosas que
conviven en la ciudad después de todo lo acontecido a lo
largo de esta semana, que ha vuelto a poner a Ceuta en la
picota informativa nacional e internacional, con asuntos
problemáticos en torno a la artificalmente cuestionada -a
nuestro entender- convivencia.
Mientras que el presidente de Ceuta, que ha estado
perfectamente informado de todo lo que ha venido ocurriendo
en tanto se encontraba en la capital de España y, una vez
concluída una semana árdua de trabajos marcados por el
carácter oficial de los mismos, ha querido tomar el pulso de
primera mano.
En primer lugar, y ante la cordura manifiesta de los
ciudadanos ceutíes, en contra de lo esperado por las
distintas cadenas televisivas y medios en general alertadas
desde Ceuta en exceso sobre consecuencias imaginarias, con
un marcado tinte amarillo y dramático, debemos felicitarnos
por la demostrada madurez de la amplísima mayoría de ceutíes
quienes, al conocernos bien entre nosotros -todos nmosostros-
sabíamos que el ‘globo’ se encontraba excesivamente
hinchado.
No diremos que la situación provocada no haya generado algún
resquemor. No lo diremos, pero sí nos enorgullecemos de que,
pese a todo, se ha sabido responder en general. Salvo los
que a río revuelto han querido y siguen queriendo, sacar
algún provecho.
Culpar a la figura del presidente y cargar la
responsabilidad de lo sucedido a Juan Vivas no sólo es
excesivo sino injusto. El todo vale para romper con las
recientes estadísticas que el CIS publicaba respecto del
apoyo de los ceutíes a su presidente y cifrado en un 85%, ha
sido una jugada nada afortunada en tanto muchos han quedado
al descubierto en la estrategia.
Identificar el epicentro del ‘terremoto’ sería ejercicio
conveniente para extraer conclusiones claras respecto de lo
que algunos pueden ser capaces para lograr réditos. Lo
demás, surgido del movimiento generado por el ‘epicentro’,
han sido malas réplicas.
Los representantes de las confesiones sabrán, sin duda
alguna, poner un poco más de cordura.
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