No iba a tocar el tema de lo
sobado que está puesto que han sido muchas las plumas,
algunas de gran calidad, las que han dado su opinión sobre
el asunto.
Pero como estámos en un país de derechos y libertades y cada
quisqui es libre de dar su opinión servidor también quiere
dar la suya, sobre el asunto del jugador Samuel Etoo.
La culpa, a esta situación a la que hemos llegado, en el
asunto del racismo, no la tiene el jugador, la tienen todos
aquellos que se la cogen con un papel de fumar y han hecho,
con su aptitud... que la palabra racista sea la mayor
defensa que tienen, hoy día, los que son más racistas que
nadie.
Occidente y algunos de sus mandatarios, en un alarde de
facultades, no sé cuáles son esas facultades, han hecho que
esa palabra sea la fórmula mágica, que les sirva de
autodefensa a los auténticos racistas.
Esa ceguera, es un grave error, uno más de los que están
cometiendo, todos esos gobernantes que se la cogen con un
papel de fumar y que quieren aparecer ante el mundo, como
sus únicos “salvadores”, pero con esa actitud terminaremos
pagándolo muy caro. Tiempo al tiempo.
Es curioso que al gitano, se le llame gitano en forma
despectiva y, eso, no sea signo de racismo porque,
naturalmente, son gitanos y tienen poco peso en el contexto
de la política mundial.
A no ser que uno de ellos sea un artista y, entonces, la
cosa varia porque en cuanto usted al referirse a él le llama
gitano, usted si que es un racista. Manda..la cosa.
Si en vez de ser Etoo, hubiése sido otro pobre camerunés, de
esos que se ganan la vida como pueden y a alguien se le
ocurre hacer el gruñido del mono, seguro que no pasa nada y
el negro camerunés, porque es negro, porque así es el color
de su piel, incluso por tal de que le compren algo, que le
permita comer, ese día, le reirá hasta “la gracia” al fulano
que ha hecho semejante imitación y que, por supuesto,
calladito hubiése estado más guapo.
Todos esos gobernantes que se la cogen con un papel de
fumar, y que con su actitud han dado lugar a que la palabra
racista sea considerada como uno de los mayores insultos de
nuestros tiempos, están propiciando que hasta quienes no son
racistas lo sean.
Les voy a contar un caso, del que fui testigo presencial, en
un supermercado.
Una chica se pone la primera en la caja, pasándose toda la
cola por el arco del triunfo. Una señora, con toda la
educación del mundo, le dice que hay que guardar cola y que
pase cuando le llegue su turno. La chica, se vuelve y le
dice: “eres una racista”.
Hasta ese punto hemos llegado.Hasta el punto de que, usted,
con toda educación del mundo, le diga a alguien que debe
esperar que le llegue su turno y, sólo por eso, le llamarán
racistas. Manda... la cosa.
El señor Etoo no es racista por escupirle, en pleno rostro,
a un jugador del Bilbao. Ahora si eso es al contrario les
podemos garantizar que saldrían a la palestra, todos esos
que se la cogen con un papel de fumar y le hubiésen llamado
racista al jugador del Bilbao. Eso es lo que hay.
El señor Etoo no es racista, cuando el mismo dice: “tengo
que correr como un negro para vivir como un blanco”. ¿Se
imagina, ustedes, la qué se hubiése armado si es un blanco
el que dice que tiene que correr como un negro para poder
vivir bien?. Ese es un racista de tomo y lomo.
Lo más indignante, de ese encuentro, es ver al colegiado
correr detrás de Etoo rogándole que no se marche del campo.
Increíble la actitud del colegiado, poco menos que
suplicándole a un jugador que no abandone el campo. Vivir
para ver.
Su obligación como árbitro de la contienda es reflejar en el
acta todo cuanto ha acontecido al finalizar el partido y si,
el señor Etoo, abandona el campo mostrarle la tarjeta
amarilla.
Y lo mejor de todo es que cuando, un señor de estos, le dé
por decir que le están dando gritos racista, se marche y se
suspenda el espectáculo.
Le ha dado a alguien, de esos que tanto saben y que mandan,
si en un campo de fútbol hay ochenta mil espectadores y
cinco mil hacen el gruñido del mono, el señor negro se
cabrea, se marcha y se suspende el espectáculo, quién le
devolverá el coste de la entrada a todos aquellos que nada
han tenido que ver en el asunto.
Para mi, personalmente y en personas, todos los seres del
mundo mundial somos iguales, sin distinción de credos, razas
o color de su piel pero...
Siempre hay un pero, en todos los ordenes de la vida, de eso
a que por el menor de los motivos se emplee la palabra
racista hay un abismo.
Cuántos millones de cameruneses qué no tienen para comer, si
les dieran mil millones de la antigüas pesetas por jugar al
fútbol, se prestarían voluntarios a que, cada domingo, le
hiciesen el mono, la jirafa o la butifarra catalana.
Empleemos la palabra racista en su justo momento y a su
debido tiempo, pero no la tengamos como un latiguillo para
usarla a placer.
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