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OPINIÓN - MIÉRCOLES, 28 DE JUNIO DE 2006

 

OPINIÓN / MIS COSAS

Mis cosas
 


ADE
ade
@elpueblodeceuta.com
 

Me pregunta un amigo, de esos de toda la vida, qué cuando va a empezar de verdad la campaña de las próximas elecciones municipales.

No cabe duda de que, a este amigo mío, le va la marcha encantándole, al parecer, todas esas cosas que se dicen los políticos? en el transcurso de la campaña donde, algunos de ello, de esos que se existan cuando hablan en público y se les pone la caras colorás y las venas del cuello que parecen se le van a romper para, al final, no saber ni que es lo que están diciendo, de la cantidad de chorradas que dicen y que, en la mayoría de las ocasiones, no vienen al caso pero que les vale para que, los pelotas y lameculos, se le acerquen, le abrazen y le digan entre admiraciones ¡cómo hablas “masho”, eres el mejor!. Y hasta las pobres criaturitas mías que acaba de hacer, una vez más, el ridículo, se creen que es verdad y que, cuando hablan en público, son verdaderos Castelares. Con lo bien que les quedaría el asunto, si se mantuviesen calladitos que, hasta, estarían más guapos.

En dar contestaciones a las peguntas que me hacen, me parezco una jartá a una de las canciones de mi amigo, el gran poeta sevillano Francisco Palacios “El Pali” desgraciadamente ya desaparecido.

“El Pali” tenía la letra de una canción que decía: “Preguntarme, preguntarme, cosas que yo conocí”. Pues esos mismo digo yo, que me pregunten cosas que yo conozca, porque de las que no conozco me es difícil, por no decir imposible, dar una opinión. Y es que, yo, de política no se mucho. Bueno, ni de política ni de nada. Me pasa como aquel que dijo “Yo sólo sé, que no sé nada”.

Digo esto, de que no se nada de política, para darle una satisfacción a todos esos politiquillos de medio pelo y a sus lameculos y pelotas que tanto gustan de criticarme.

En algunas ocasiones, no siempre, me encanta darle esa pequeña satisfacción a todos ellos aunque sé, positivamente, que nunca me agradecerán esta mentira piadosa.

Y eso que, a pesar de todo, a los políticos de medio pelo o politiquillos del tres al cuarto, me permito el lujo de llamarles políticos. Con lo cual, por usar ese termino para definirlos, me deberían estar eternamente agradecidos. Pues nada, no hay forma de que me agradezcan nada. Son unos desagradecidos.

Lo que sucede es que como no se mentir, tengo que decir y digo que, todos ellos juntos, en política de la de verdad, no de la de chanchullos, negocios, pelotazos y demás cosillas, no me llegan a la suela de los zapatos.

Aclarado el asunto, voy a contestarle a mi amigo a su pregunta. La verdadera batalla para la campaña electoral, se iniciará a partir del mes de septiembre, cuando todos hayan vuelto de las vacaciones, mientras sólo serán pequeñas escaramuzas.

De momento lo que impera, hasta la llegada de septiembre, si a eso se le pueda llamar política, son las zancadillas, las puñaladas traperas y demás cosillas que suceden cada cuatro años para colocarse en la “pole” de la línea de salida a la hora de conformar las listas de esos veinticinco que tendrán, sin duda alguna, la oportunidad de ocupar un silloncito en la Asamblea, con una buena pasta gansa.

Todos ellos se pegan, como las lapas, al costillaje de quienes creen tienen la facultad de poder ponerlos en la lista con un buen número y, de esa forma, ser uno de los que obstengan el premio de ser consejero por la Ciudad Autónoma de Ceuta.

La cosa , amigo mio, está teniendo sus problemas, sobre todo porque el “cartel” de conseguidor, de cierto personajillo, está muy deteriorado y todas las promesas que había hecho, a ciertos pelotas y lameculos van a tener una gran dificultad para poder llevarlas a cabo. Así es la vida, como decía un pasaje de aquella obra de “Los Tres Gibosos de Egipto”,: “Quien ayer era capaz de derribar una montaña yace, hoy, envuelto en fúnebres sudarios. Quién lo había de pensar. Quién lo había de decir. Era el capitán Sanson la mejor lanza del reino. Una lanza muy codiciada que se cotizaba a precio fabuloso” .

Perdonen, un inciso, tengo que besarme, no lo puedo remediar, estoy recordando el papel que interpreté en una obra de la que fui el protagonista, cuando tenía siete años. Manda... la cosa.

Y es que la pobre criaturita ha caído, como quien dice, en su propia trampa de la mentira y la falsedad. Todo ha sido cuestión de que, poco a poco, sin prisas pero sin pausas, se le haya ido cayendo la careta de la hipocresía y de la mentira.

Lo peor, de todo esto, es que todos aquellos que antes le aplaudían en sus desastrozos discursos, al “castelar” este, le reían las gracias, mientras le acompañaban a todas partes, están desapareciendo de su lado buscando, sin duda alguna, aquel que le pueda poner en esa codiciada lista de los veinticinco.

Mi querido amigo, el menda a visto, con estos peazo de ojos que se van a comer los asquerosos de los gusanos, como se produce esa huida y como se pegan a otro costillaje que tiene todas las papeletas.
 

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