PORTADA DE HOY
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DEPORTES - MIÉRCOLES, 28
DE JUNIO DE 2006 |
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Saque de la selección española. efe. |
mundial 2006 /
españa-francia
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(1-3) El corazón de Vieira
echa a España del Mundial |
No
fue un partido académico de España. Mostró su peor
versión. Eso sí, jugó con dignidad casi todo el
partido hasta que Vieira, en el minuto 83 mandó a la
lona a España
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CEUTA
Redacción
deportes@elpueblodeceuta.com |
España volvió a caer en el victimismo histórico en un
Mundial y cayó ante Francia en los octavos de final en un
día especial para Patrick Vieira y Zinedine Zidane, que
aportaron experiencia y talento en la peor actuación de
España en el campeonato.
No fue un partido académico de España. Mostró su peor
versión. Eso sí, jugó con dignidad casi todo el partido
hasta que Vieira, en el minuto 83 mandó a la lona a España.
No aparecieron en España sus jugadores clave. Fernando
Torres, al que Luis confió toda la responsabilidad, no pudo
ni con Thuram ni con Gallas. Y España le echó de menos.
España comenzó bien. Acabó fundido y con la agonía de
siempre. Derrotado por un gol postrero de Patrick Vieira,
quien pilló un gol de oportunista, un tanto de auténtico
delantero centro, con la colaboración involuntaria de Sergio
Ramos.
Es curioso, pero Vieira ha sido el salvador de Francia. Lo
fue contra Togo. Aquel día marcó un gol y le dio el segundo
a Henry. Ayer fue de nuevo Vieira, quien en un error de
ajuste de la defensa española, dio al medio centro del
Arsenal la opción de poner a Francia en los cuatros de
final.
Fiel a un estilo, el que lleva el sello de Luis Aragonés en
este Mundial. Exprimió el perfil técnico de Xabi Alonso,
notable en el primer tiempo, con Xavi y Cesc finos, delante
de dos rocas como Vieira y Makelele.
Raymond Doménech salió con un punta -Henry-. Dos bandas -Ribéry
y Malouda- y Zidane de enganche, libre de labores
defensivas. Zidane jugó a su aire. Sin mucho brillo porque
Xabi Alonso jugó con jerarquía.
España rozó la perfección en sus acciones favoritas. A balón
parado. Cada falta de España es un espectáculo en la
ejecución. A los 9 minutos una de Pernía rozó la escuadra.
Era un aviso para Barthez, que vio cómo por fin la suerte,
la buena suerte se aliaba con España. Thuram hizo un penalti
tonto a Pablo, pero penalti al fin y al cabo. Villa lo
transformó con autoridad. El 1-0 alteró el ritmo del
partido.
España adelantó su defensa al máximo. Jugó al límite. Henry
vivió en fuera de juego la mayor parte del encuentro. Pero,
al final encontró su recompensa. Vieira vio a Ribéry al
hueco y el jugador del Olympique de Marsella, de lo mejor de
Francia en este Mundial, se plantó delante de Iker, le
regateó con solvencia y marcó el 1-1.
No mereció ese castigo España porque el balón, la posesión
de la pelota fue del equipo de Luis Aragonés. Fue un primer
tramo muy táctico. Cada uno con sus armas. Tiene mérito
tocar y soltar cuando delante hay tipos como Vieira y
Makelele, dos pulmones que aprietan de forma descomunal.
El 1-1 llegó en el peor momento. A cuatro minutos del
descanso.
Luego, más tensión. Los dos laterales -Sergio Ramos y Pernía-
subieron su costado.
Los dos estuvieron valientes. Francia despertó con ese gol
de Ribéry. Y a los 52 minutos, Iker sacó un balón de oro a
Malouda.
Luis Aragonés, como viene siendo habitual, rediseñó el
esqueleto de España cuando le llegan los apuros. Quiso dar
más entusiasmo con la entrada de Joaquín y de Luis García.
Salieron del campo Raúl y Villa. Pero esta vez la receta de
los cambios no le salió bien.
Todo lo contrario.
Buscó Luis la banda de Joaquín para buscar la espalda de
Abidal. Cuando lo hizo el bético sufrió Abidal. Pero Joaquín
debió aportar más. Igual que Fernando Torres, espléndido
ante Ucrania y Túnez, pero desaparecido en combate ayer ante
Francia. Luchó a tope, pero sin ninguna precisión ni toque,
ni gol.
Ribery volvió a aparecer.
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España: historia de una larga frustración
La derrota contra Francia en
Hannover (3-1) cortó de raíz el ilusionante proyecto del
equipo de Luis Aragonés y escribió un nuevo capítulo en la
historia de desilusiones y de frustraciones del fútbol
español en los Mundiales.
El cuadro español, que había levantado grandes expectativas
tras una brillante primera fase, no confirmó sobre el
terreno todo lo que apuntaba y adelantó en octavos su triste
adiós, por cuanto en esta oportunidad ni siquiera ha podido
afrontar el muro de los cuartos de final, barrera
históricamente impenetrable para los españoles.
El único resultado de relumbrón para España fue el cuarto
puesto que alcanzó en Brasil'50, el Mundial del mítico gol
de Telmo Zarra a Inglaterra, y los momentos históricos
positivos son infinitamente inferiores a los traspiés.
"La historia de la selección está llena de encuentros bien
jugados y perdidos y encuentros mal jugados y ganados",
llegó a afirmar en su día Pablo Hernández Coronado, quien
ocupó el cargo de seleccionador nacional en los años 50 y
60.
Esta frase sigue vigente y es lo que técnico tras técnico,
equipo tras equipo, no han podido hacer olvidar. Ni siquiera
ayer España pudo alegar el dicho de "Jugamos como nunca y
perdimos como siempre". Ayer ni siquiera hubo el mínimo
consuelo de haber jugado bien.
De manera reiterada España, pese a disponer siempre, en
teoría, de buenos conjuntos y grandes figuras, no ha
encontrado el éxito en los Mundiales, en los que ni siquiera
ha logrado subir al podio.
Aquél Mundial de Brasil'50, con Guillermo Eizaguirre en el
banquillo y con el histórico gol de Telmo Zarra ante
Inglaterra, y los cuatro tantos de Emilio Butragueño ante
Dinamarca en los octavos de final de México'86 han sido los
momentos estelares de España en la máxima competición
mundial.
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