En éste pueblo nuestro estámos
falta de humor porque el personal, a todas horas, anda como
cabreado sin motivo ni razón para ir con esa cara por la
vida, con lo bonito que es ir con una sonrisa de oreja a
oreja.
Claro que ante ese cabreo, uno se acuerda del genial
humorista, Miguel Gila, y piensa que el que no soporte una
broma que se vaya del pueblo y, máxime, cuando esa broma es
como consecuencia de un mal chiste realizado por un mal
humorista.
Pero, en fin, cada quisqui tiene el poder personal y en
persona de cabrearse cuando le venga en ganas. ¿A ver quién
es el guapo qué va a evitar qué el personal se cabree cuando
le venga en ganas?.
Vivimos, en unos momentos, en los que no sé las razones por
las que todos estámos cabreados y mostramos ese cabreo a la
mínima que nos pase algo aunque, ese algo, carezca de
importancia.
Quizás sea el tiempo, las medusas o una nueva forma de ver y
entender la vida, donde el cabreo y la violencia deben ser
los dos ejes sobre los cuáles gira la forma del
comportamiento del personal. ¿Será una nueva moda, a igual
que lo es la de los tatuajes, por un suponer?. ¡Vaya, usted,
a saber!
Servidor no quiere participar en ese asunto, aún cuando sea
una nueva forma de ver y comportarse en la vida.
Servidor, el menda, sigue pensando que lo mejor es ir con la
sonrisa en los labios, sin estar cabreado todo el día y con
la cara descolgada del tamaño de un mulo con paperas.
Ahora, las cosas hay que reconocerlas, me imagino la cara
que tendrán que poner, todos aquellos a los que se les había
prometido un puestecito en las listas y se encuentran, de la
noche a la mañana, con que no van en las mismas.
Servidor comprende que, todas estas criaturitas a las que se
le realizó tal promesa, estén de un cabreo subido y
acordándose de la parentela de más de uno.
Esos, por lógica, no van a ir con la sonrisa en los labios,
sino más bien con la cara descolgada y largando tela
marinera del prometedor del puestecito que, para más inri,
era un buen amiguete al que se le habían reído las gracias,
si es que alguna vez tuvo el gaché algo de gracia y, en los
momentos de la verdad, se han visto traicionados.
Ya me lo cantaba mí abuela, imitando a “Los Paquiros”, en
aquella canción que decía “No te fies del amigo // que te
alaba y te sonríe // porque detrás de esa sonrisa se esconde
una traición //. Lo de mi abuela que era sabia, tengo que
reconocer que,además, era genial en el asunto de decir
refranes o cantarme canciones. Gracias, abuela.
La culpa es de todos aquellos que le rieron las gracietas al
personajillo y creyeron en sus promesas cuando, entre las
enormes virtudes que adornan su persona, está el ser un cara
y un embustero de altos vuelos que se aprovecha, siempre, de
todos esos lameculos y pelotas que le rodean para que le
sirvan de escudo protector, ante los posibles ataques que
puedan sufrir y que, después, hace con ellos como todos
hacemos con los clines, usarlos y tirarlos.
Me cuentan, esos que siempre te cuentan algo contrario a lo
que antes contaban, que uno de sus mejores amiguetes anda
algo separado de esa amistad a la que se entregó en cuerpo y
alma, siendo su más grande defensor y todo porque, al
parecer, según cuentan esos que te vienen a contar cosas, le
ha sorprendido en una coversación donde su querido amiguete,
le ponía de chupa domine o sea que menos bonito le decía de
todo refiriéndose a uno de sus más grandes escuderos. Oiga,
amigo guardia, vivir para ver o en este caso para escuchar.
La verdad es que, conociendo al personajillo en cuestión,
nada me extraña que antes le diese todos los abrazos del
mundo y le díjese tu eres mi amigo del alma y, en estos
momentos, diga todo lo contrario porque ya no lo necesita o
eso piensa él. Ni idea tiene el gaché del arpa del enemigo
que se ha buscado.
El personajillo en cuestión, ultimamente, tiene el pleno
convencimiento de que con el nuevo escudero que se ha traído
de allende de los mares, tiene todos los problemas
solucionados y, de ahí, que ya no crea necesario a los
pelotas y lameculos que le han venido dando escolta durante
muchos años, además de pagarle todo lo pagable a ese trincón
gañotero.
Me da la sensación de que se equivoca, si cree qué con la
llegada del nuevo escudero tiene todos los problemas
solucionados cuando, la verdad, es que le va a crear más
problemas, en cuanto empecemos, que empezaremos, a su debido
tiempo, a informar quien es el nuevo escudero y de dónde
procede. Lo vamos a pasar divino de la muerte.
Todo es cuestión de un poco de paciencia, hasta llegar a
septiembre que es cuando, realmente, se van a calentar los
motores en el asunto ese de las campañas a las elecciones
municipales.
Decía la sabia de mí abuela que la cabra tira al monte. Y
aquí todo vuelven a sus raíces. O sea que cada uno es lo que
es y no lo que aparenta ser.
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