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Los trabajos iniciales realizados
por personal de la Ciudad Autónoma de Ceuta con ayuda de
operarios del Parque de Bomberos en la zona del antiguamente
denominado ‘depósito franco’ y conocido ahora como
barracones del Sardinero, llaman la atención por lo
esperanzador que supone el hecho de que en aquel lugar
pueda, además de liberarse el suelo para una futura -¿por
qué no?- promoción de nuevas viviendas, finiquite la
presencia descontrolada de inmigrantes que hallaron en la
zona un buen escondrijo para pasar desapercibidos a los ojos
de las autoridades que por otro lado, y de manera
negativamente habitual, solían mirar hacia otro sitio.
Ahora, después de múltiples situaciones de hartazgo
motivadas por la creación en este concreto área de un
hábitat característico, protagonizado por la indigencia, la
ilegalidad y la inmigración, la administración local ha
tomado cartas en el asunto e intenta paliar, de momento, una
situación devenida en caótica. Vecinos de Residencial Galera
aplauden la llegada de maquinaria que apuntan al inminente
derribo de uno de los barracones, si no todos, del
Sardinero. La Ciudad Autónoma se ha sentado a dialogar con
todas las partes (propietarios de las naves aparentemente
abandonadas) y se está tratando de llegar a acuerdos para el
bien general de la ciudad. Es, sin duda, un entendimiento
necesario al que deberá llegarse.
Mientras tanto, en un escenario bien distinto, el Gobierno
de Ceuta trata en Madrid de alcanzar, poco a poco un mayor
nivel competencial en ámbito autonómico. De este modo, el
Estado se desprenderá fácilmente de los Transportes
Terrestres y de la comunicación por cable para endosarla a
la Ciudad Autónoma en un muy próximo traspaso. De modo que
el Gobierno ceutí podrá gestionar el sector del transporte
en la ciudad así como el de las modernas teleconunicaciones
a través del cable, un mundo enorme de posibilidades en
internet.
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OPINIÓN / EDITORIAL
