Con la autoridad que me da el
haber sido charnego en Cataluña, puedo decir y digo, que la
“revolución de los charnegos”, esos que se consideran más
catalanes que los propios catalanes ha sido un auténtico
fracaso, a pesar de todas esas campanas echadas al vuelo
considerando, como dice Maragall y quien no es Maragall, que
con este referéndum “Cataluña gana con esta victoria
inapelable”.
Los charnegos, esos que llegaron de la mano de sus padres de
los distintos puntos de Galicia, Extremadura o Andalucía,
siempre han soñado con ser más catalanes que los propios
catalanes y que, un día, Cataluña, su Cataluña?, sería un
estado independiente que, algunos de ellos, llegarían a
gobernar. Se olvidan los charnegos que para los catalanes
siempre serán, eso, unos charnegos sin más aspiraciones que
las que los catalanes les quieran otorgar.
Vayamos por parte. Sí se considera “una victoria
inapelable”, el que el Estatut haya sido aprobado por un 36%
de los electores, mientras un 64% le ha dado las espaldas.
Ya me contarán de qué “victoria inapelable” estamos hablando
y, máxime, si tenemos en cuenta que, según dicen, la
democracia es el poder de la mayoría. Y la mayoría, ese 64%
ha pasado olímpicamente de este referéndum en el que se dice
que Cataluña es una “nación”. O sea, hablando claro, para
que todos nos entendamos, la mayoría formada por ese 64% le
importa un pepino lo del Estatut y lo de que Cataluña sea o
deje de ser una “nación”.
Sin lugar a dudas a los políticos, tanto a los que apoyaban
el SÍ, como a los que apoyaban el NO, les importaba
muchísimo el porcentaje de participación, para teniendo en
cuenta ese porcentaje de participación poder arrimar el
ascua a su sardina, hablando de éxito o de fracaso.
A los que pedían el SÍ para el nuevo Estatut les importaba,
muchísimo que los datos oficiales de participación fuesen
elevados para contarle, a todos los que les quisiesen
escuchar el éxito arrollador que se había obtenido en este
referéndun.
Todos los políticos defensores del SÍ, sabían que si la
participación no superaba el 50% sería un auténtico fracaso.
Y por mucho que traten de ocultarlo barajando cifras y
porcentajes, el referéndun por el Estatut no ha sido tal
éxito.
Por supuesto que, para todos aquellos que pidieron el NO,
tampoco a supuesto un éxito, por mucho que tambiénse empeñen
en manejar cifras y porcentajes, para tratar de demostrarnos
que eran ellos quienes llevaban razón.
La realidad, la auténtica realidad, por mucho que nos
quieran convencer Blanco o Zaplana, el referéndun por el
Estatut y en el que se considera a Cataluña una “nación”,
sólo lo han votado un 36% del censo electoral, mientras un
64% le ha dado la espaldas, mostrando un desinterés total
sobre el nuevo Estatut o sobre lo de que Cataluña es una
“nación”.
Los medios afines a uno u otro partido, a los del SÍ y a los
del NO, aprovecharan para decir que los suyos han sido los
ganadores en este referéndun. Cuando en realidad, todos han
fracasado, ante el escaso interés que el pueblo catalán, sin
charnegos incluidos, ha mostrado por este referéndun.
Sin embargo, hay que reconocerlo, a quien más a favorecido
el referéndun del Estatut ha sido, sin duda alguna a CIU que
es, en éste fracaso, el único partido que sale beneficiado,
cuya demostración de ese beneficio se verá en las próximas
elecciones catalanas, donde va a volver a gobernar. Y puede
que el más perjudicado sea ERC que podría recibir un severo
castigo en las próximas elecciones autonómicas.
El escenario político se abre, nuevamente, en Cataluña para
las próximas elecciones autonómicas que Maragall se verá
forzado a convocar en fecha más bien cercana que lejana.
Y ese nuevo escenario que se abre en la política catalana
podría llegar a aumentar el voto de los nacionalistas de CIU,
lo que elevaría las posibilidades de que Mas pudiese
convertirse en el próximo presidente de la Generalitat.
Esta es, desde mi particular punto de vista, personal e
intransferible, la única lectura positiva a favor de CIU que
se puede sacar del referéndun del Estatut y de la baja
participación del censo electoral, cuyo 64% ha pasado
olímpicamente de ir a votar, quizás considerando que, a
ellos, ni les iba ni les venía ese Estatut en el que se
recogía que Cataluña era una “nación”.
El famoso clamor social, tantas y tantas veces lanzados,
para que fuese escuchado por el personal, no ha sido tal
clamor, mas bien un pequeño ruidito, un murmullo escuchado
en lostananza, pero que va a traerle un problema añadido al
PSC y sobre todo a Maragall que tendrá que convocar
elecciones sin saber si será el candidato del PSC a las
mismas.
Cosa que no tendría duda alguna, de haber sido un éxito el
referéndun.
Difícil papeleta la que tiene el actual presidente de la
Generalitat, para volver a ser designado candidato del PSC.
A no ser que se saque de la chistera algo que sorprenda a
propios y extraños. Cosa poco probable. No es ningún mago.
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