Se lo juro a ustedes que me
emociono (yo juro por Dios, no prometo por mi honor y me
gusta el juramento a mano alzada, sobre la Sagrada Biblia y
ante un buen crucifijo y no es que dude de mi honor ni de
honores ajenos, solo que, en mi escala de valores primero
está Dios y luego (aluego que se diría en mi barriada)
España y el honor me lo proporcionan los dos anteriores
conceptos fundamentales, sin ellos no hay honor que valga)
Reflexiones aparte le juro a ustedes que me emociono cuando
juego la selección española.
Servidora de futbol no tiene repajolera idea, ni me interesa
en lo más mínimo, es más, la ciberderecha republicana a la
que, ideológicamente y espiritualmente pertenezco, es de las
que opinan que es claramente injusto que un tiparraco, que
puede ser semianalfabeto, se haga de oro y de diamantes
pegándole puntapiés a un balón, cuando nuestros científicos
tienen que emigrar a hospitales y universidades extranjeras
para huir de la miseria y de las calamidades. No acepto la
frivolidad y me importan un carajo los raúles, los torres y
las señoras que les parieron, pero no me gusta la fortuna
cuando reside en la habilidad con los pies, prefiero mil
veces las habilidades intelectuales y el deporte rey no
tiene nada en absoluto de intelectual y sus jugadores no me
parecen salidos de las aulas de ninguna universidad ni de
las entretelas del mundo de la alta empresa y las
habilidades en los negocios.
Pero juega la selección nacional (por ahora) en la España de
las naciones y de las realidades nacionales y todos aúllan
enarbolando nuestra roja y gualda, entonces voy y me acuerdo
de aquello que decía “España entera y solo una bandera” y no
veo ondear senyeras, ni ikurriñas, ni ikuleches, sino la
nuestra, la nacional, con escudo o con toro de Osborne, ese
vetusto astado que pone de los nervios a los catalanes y a
los vascos porque, es tan racial y tan genuino que les pasa
con el toro como con la Legión, la Benemérita y la Udyco:
les acojona en su nacionalismo nacional de nacionalidad
histórica, realidad nacional o nación de naciones y denme
dinero que necesito para subvenciones. Porque de eso se
trata antes que nada: del manejo de los dineros, de los
presupuestos y de los fondos.
¿A quien no le encantaría leer un interesante thriller sobre
la época dorada de Jordi Pujol y las empresas de los hijos y
familiares de los pujolistas? Pero eso es intocable, como
intocables los manejos de dineros por parte del Gobierno
Vasco. Solución hay: Que manden formar grupos especiales a
los comisarios de Ceuta y de Melilla para tema de tráfico de
influencias, corrupción, fraude y blanqueo, esos dos grandes
profesionales, en solitario y a base de esfuerzo y de
testiculina iban a aclararnos en verdad muchos conceptos y
realidades subyacentes bajo las brumas dinerarias de los
nacionalismos y las nacionalidades. Pero no les dejan. Son
excesivamente válidos, excesivamente profesionales y
excesivamente listos como para agradar a los listillos. No
obstante voy a lo mío, a la selección cuando juega y los
estadios se arrebolan en rojas y gualdas y la gente, el
pueblo grita “¡España, España!” y eso es mucho más que
fútbol, es más, bendito sea el fútbol y los futboleros con
sus millones y sus frivolidades si, con saltar al césped
hacen que, nuestra Patria aúlle un solo nombre y en un solo
idioma, unidos por única vez en la época de las grandes
deslealtades, de las enormes entregas, de la más dura
disgregación (disculpen por lo de disgregación pero lo digo
porque aún no me he apuntado a la reserva activa como es mi
propósito, sueño y deseo) es más, puede que cuando me apunte
a militar como anhelo, el que me reclute me advierta
severamente “Usted: prohibido decir desintegración,
desunión, ruptura o disgregación y prohibido aludir a Su
Majestad como garante de la unidad de España o le metemos un
paquete, la ponemos delante de un tribunal y al calabozo a
chupar reja”.
No se, no se. ¿Podrán las reservistas enarbolar banderas
cuando juegue la selección? ¿O tal vez lo políticamente
correcto en la Nación de naciones es portar una bandera por
nacionalidad más una última conformada por unas bragas de
lunares en recuerdo de la copla? ¡Que pechá de trapos! Si
Zetapé nos obliga, en base a la corrección política y para
no herir sensibilidades a blandir junto a nuestra bandera
(para mí la única) todas las de todas las naciones entonces
los hinchas irían deslomáos con tanto palo y tanta leche.
¡Menos mandangas! Lo que tenemos que hacer es dejarnos de
desuniones y unirnos para conquistar Portugal y aumentar
España territorialmente y con diez millones más de feos y al
que se ponga levantisco enviarle a esa maravilla ecológica
inexplorada que son las Chafarinas ¡pasón de belleza y lugar
telúrico y esotérico que te sana con pisar sus mágicas
piedras!¿Que dicen ustedes con ese gesto perverso? ¿Qué el
portugués es un idioma que, más que hablarse se chapurréa y
que, en lugar de español gangoséan el portañol que es un
crimen lingüístico? Bueno, pero esa gente tiene Fátima, los
pastorcillos en la memoria, el Algarbe y son medio españoles
desgajáos, así que echamos a andar y les conquistamos y así
tenemos una nación más en la Nación de naciones y una
bandera más que unir al batiburrillo y al Veinte Duros de
las nacionalidades. El Zetapé parece mismamente chino,
porque está convirtiendo España en un “Todo a cien” baratero.
Menos cuando juega la selección, once tíos que son capaces
de unir las gargantas y ondear la roja y gualda todos a una.
Unidos. Los españoles unidos gritando “¡España, España!”
Coño ¿No me han dado ganas de llorar?.
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