La colocación de la malla anti medusas prosigue su curso
desde la playa del Chorrillo hacia la Ribera. El proceso de
construcción e instalación de la red es minucioso, pero las
primeros expectativas ya se han cumplido. Los técnicos de
Medio Ambiente encargados del pionero proyecto recogieron,
durante el primer día de actuación, 300 kilos de medusas por
fuera de la red. La abrumadora cifra dejará, a final de
verano, un número insólito de ‘aguavivas’ retiradas del mar.
Desde 2005, la explosión poblacional que se ha registrado en
el Estrecho ha ido en aumento. El constante cambio climático
implica que las plagas “puedan durar hasta cinco años”,
indica la consejera de Medio Ambiente, Carolina Pérez.
Por el momento, el método experimental -que cuenta como
único referente a Murcia dónde las aguas son mucho más
cálidas y cuentan con un barco de recogida- está a prueba.
Así lo expresa al respecto de los casos de picaduras que el
servicio de Socorrismo de Cruz Roja atendió, hasta las 18
horas del primer día de la malla en activo. “Los 22 casos se
produjeron en toda la playa; fueron tratados entre la Ribera
y el Chorrillo”, aclara la consejera.
A su juicio, “hay que dar tiempo” para comprobar su
eficacia.”Es un sistema paliativo para frenar la llegada
masiva de medusas, es pronto para decir rotundamente que es
eficaz”, apunta Pérez.
Contacto diario
El seguimiento de los trabajos de la malla es continuo. La
titular de Medio Ambiente mantiene contacto diario con los
técnicos para conocer las novedades. En su opinión, los 300
kilos recogidos demuestran que la red “ha empezado a dar
resultados”.
Pérez comprende que el interés es generalizado, tanto por la
novedad del método como por el número de medusas que se
multiplican con el viento de Levante. “La gente está
expectante, es comprensible, pero la costa de Ceuta no es
comparable con la zona murciana; aquí es más difícil el
proceso porque hay mucha más bahía”, explica.
Por ahora, “tiempo al tiempo, no se puede valorar los datos
del primer día, es muy pronto”, resume Pérez. Desde la zona
de la Ribera y el Chorrillo se continuará por la Almadraba y
el Tarajal. En el resto de playas no se ha registrado
incidentes con ‘aguavivas’. El calentamiento global tiene la
última palabra.
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