El Tribunal Supremo revisará el jueves la condena de 6 años
de prisión por un delito de integración en la organización
terrorista Al Qaeda que la Audiencia Nacional impuso en
octubre al ceutí Hamed Abderrahaman Ahmed, alias ‘Hmido’, y
que fue entregado a España por EEUU en febrero de 2004 tras
permanecer dos años retenido en la base americana de
Guantánamo. Esta condena es la primera a un preso de dicha
base en un país occidental.
Según la sentencia, que fue recurrida en casación ante el
Tribunal Supremo, “el procesado se integró en Al Qaeda
teniendo pleno conocimiento del perfil terrorista del grupo”
y viajó a Afganistán con el propósito de convertirse en
‘muyahidin’ y practicar la ‘Yihad’ o guerra santa.
La Audiencia rechazó su petición de que se tuviera en cuenta
el tiempo que había permanecido en Guantánamo, y declaró que
sólo le computaría el periodo de tiempo que había estado
encarcelado en España (entre el 12 de febrero de 2004 y el
13 de julio de ese mismo año, y desde que se dictó
sentencia) “al no encontrarse sometido a la jurisdicción
española” durante su estancia en la base americana.
La Audiencia consideró probado que en 1998 el acusado
“decidió profundizar en el estudio del islamismo en su
vertiente fundamentalista” para lo que comenzó a frecuentar
en Ceuta a un individuo residente en Marruecos llamado ‘Abu
Naiz’ o ‘Abdellah’ que había estado en Afganistán.
‘Abdellah’ le facilitó vídeos de Chechenia, le adoctrinó en
la ‘yihad’ y le acompañó al Reino Unido en el año 2000,
donde durante un mes leyó revistas sobre las guerras de
Indonesia, Palestina, Bosnia, Chechenia y Afganistán,
visionó discursos de imanes y frecuentó la mezquita de Nur.
Viaje a Afganistán
En julio de 2001, ‘Hmido’ viajó a Afganistán para recibir
entrenamiento para la ‘yihad’ valiéndose para ello del
dinero que le proporcionó ‘Abdellah’ y teniendo como
contacto allí a un tal Ibrahim, relacionado con Imad Eddin
Barakat Yarkas, alias ‘Abu Dahdah’, recientemente condenado
como responsable de la célula española de Al Qaeda
desarticulada en noviembre de 2001. Ibrahim también estaba
relacionado con Abu Abdulrahman, conocido como ‘El Calvo’ o
Fran Besson Delile, vinculado con Abu Qutada y con Ismael
Ibrahim Kamoka, ‘Abu Suhaib’, que facilitaba el envío de
‘muyahidines’ a los campos de entrenamiento controlados por
Al Qaeda.
‘Hmido’ adquirió un pasaje de avión a Teherán a donde llegó
el 4 de agosto de 2001, para al día siguiente desplazarse
hasta la frontera con Afganistán. Tras encontrarse con
‘Abdellah’ y contactar con Ibrahim acudió a una
madraza-campamento antes de llegar a Kabul.
En Kandahar “recibió clases de árabe, estudió el Corán, fue
adoctrinado sobre la ‘yihad’, entrenado físicamente y
recibió enseñanzas teóricas y prácticas en el manejo de
armas hasta que, tras los sucesos del 11-S y ante la
inminencia de una intervención del ejército de Estados
Unidos, decidió huir a Pakistán”. Allí permaneció dos meses
bajo la custodia de los militares hasta que fue entregado a
las autoridades estadounidenses, que le recluyeron en la
base de Guantánamo.
Trastornos psicológicos
La Audiencia Nacional le impuso la pena mínima con la que se
castigan los delitos de integración en organización
terrorista al tener en cuenta que sólo ejerció como talibán
durante un mes, entre agosto de 2001 y el 11 de septiembre
fecha en que se produjeron los atentados que provocaron la
intervención militar de EEUU.
El tribunal negó relevancia al trastorno por estrés
postraumático con sintomatología de depresión y ansiedad que
padece, a la hora de imponerle la pena, al entender que fue
provocado por la vivencia sufrida en su huida a Pakistán y
su internamiento en Guantánamo, por lo que “se trata de una
respuesta a acontecimientos posteriores al hecho delictivo,
que en nada afecta a su capacidad de comprensión de la
antijuridicidad de su conducta”.
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“No es una prisión, es un campo de concentración”
El abogado de ‘Hmido’, Marcos
García Montes, ha mostrado su acuerdo con la petición de la
UE de que se cierre Guantánamo porque “eso no es una prisión
sino un campo de concentración” en el que no hay “garantías
judiciales ni administrativas y se violan todos los derechos
humanos”. El letrado madrileño dijo también que hay que
exigir responsabilidades al presidente Bush y a su Gobierno
“por acción o por omisión como nosotros en su día haremos
cuando termine el tema de ‘Hmido’ porque su paso por
Guantánamo le ha dejado afectado físicamente ya que perdió
vista y con trastornos psicológicos irreparables”.
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