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OPINIÓN - MIÉRCOLES, 14 DE JUNIO DE 2006

 

OPINIÓN / EL OASIS

La selección española
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

Aunque alguien quisiera, no es mi caso, olvidarse de que gran parte de este verano el fútbol será el principal protagonista en el mundo entero, sería imposible. A no ser que decidiera convertirse en anacoreta. Pero seguro que lo más complicado, de tal decisión, estaría en descubrir un lugar donde fuera posible abstraerse de todo lo que concierne a la gran fiesta del balompié, programada cada cuatro años. Eso sí, debo confesar que antes de principiar el gran espectáculo que se está celebrando en Alemania, me prometí ver solamente los partidos que tuvieran para mí el consiguiente tirón.

Uno de ellos, durante la primera fase, era Italia -Ghana. Y allá que me senté ante el televisor, convencido de que tendría motivos suficientes para no dormirme. Primero, porque el partido comenzaba a las nueve de la noche y no a las diez. De manera que me aseguraba ya, de entrada, el no dar cabezazos. Segundo, porque los jugadores italianos, debido a los problemas aireados de corrupción en el Campeonato italiano, están obligados a morir en el césped con las botas puestas.

Pues bien, el partido respondió a las expectativas despertadas en mí; sin embargo, y aunque me avergüence el decirlo, me fue imposible ver el segundo gol de Italia. Pues en ese momento, por más que había intentado resistirme, yo estaba ya en siete sueños. De todos modos, tuve tiempo suficiente para cerciorarme, una vez más, de que Buffon sigue siendo el mejor portero del mundo.

Nosotros también tenemos un portero sensacional: se llama Cañizares. Y en vista de que se ha dado cuenta de que esa condición no le vale para hacerse con la titularidad, ha decidido mofarse de todo lo que ordene Luis Aragonés. Y, claro, días atrás se vieron unas imágenes en las que el seleccionador estaba hecho un basilisco, manoteando su furia, mientras el guardameta se mostraba coñón.

Luego, cuando le preguntaron a Luis por el rifirrafe, juró por sus hijos que todo fue una broma. Muy pronto, ojalá no sea así, veremos también a Reina, tan magnífico cancerbero, montando otro numerito con el seleccionador. Un numerito donde primará el humor inglés de un Reina que piensa igual que Cañizares: el mundial lo va a jugar un portero que es inferior a ellos. Y, desde luego, a medida que se acerca el momento de la verdad, ambos buscarán cualquier motivo para poner de los nervios al “Sabio de Hortaleza”.

Lo cual no es bueno en ningún sentido, pues aunque Cañizares y Reina estén sobrados de razones, lo importante es que España salve su primer compromiso frente a Ucrania y así sucesivamente. Porque ya no se trata de que la selección española esquive a la mala fortuna, encarnada en mil tópicos y en variados victimismos, sino que ha llegado el momento de que le preste un servicio a España. Un servicio que nunca antes fue tan necesario como en estos momentos que nos está tocando vivir.

Me explico: el ambiente está enrarecido, feo, antipático, y dispuesto para que los españoles se vayan dividiendo y radicalizando, cada vez más, en sus posturas contrarias. Verbigracia: se manifiesta una sección de las víctimas del terrorismo y la emprenden contra Alberto Ruiz-Gallardón; visita Mariano Rajoy Cataluña y lo reciben de manera que los Mossos d’esquadra lo tengan que meter, a toda prisa, en la furgoneta del correr y no mirar hacia atrás, para evitar males mayores que los insultos y los tomatazos a granel. Mañana será ZP quien deba aguantar, nuevamente, los improperios propalados por los profesionales de La Cope, en su contra. Por todo ello, se hace más necesario que nunca el que la selección española consiga mantenerse mucho tiempo en Alemania. De no ser así, que Dios nos coja confesado en esta España...
 

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