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OPINIÓN - MARTES, 13 DE JUNIO DE 2006

 
OPINIÓN / EDITORIAL

Respuesta contundente inmediata

Los hechos acaecidos en la madrugada del pasado sábado que acabaron con la quema de varios locales del edificio polifuncional de Príncipe Alfonso debe contar con una respuesta inmediata, no ya de condena política a través de las comunmente utilizadas notas de prensa que también, sino que la Policía debe poner ante la Justicia y a no tardar demasiado a los responsables de estos lamentables actos que atentan contra todos, pese a que el mensaje con el que estos desalmados han querido hacerse notar esconde un odio atroz contra las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado.

Se ve que a los descerebrados, que no son pocos por lo que se ve y por su escasa capacidad mental, cualquier mensaje lanzado al ruedo público vestido de crítica desde la clase política, como ha sido el caso con los últimos acontecimientos en una populosa barriada entre vecinos y fuerzas de la Policía Local, se convierten en argumento perfecto para justificar lo injustificable.

La realidad es esta. Dado el escaso intelecto y falta de preparación de quienes gustan de vivir más allá de los límites establecidos por la convivencia, la paz y la razón, y hasta tanto no queden estos elementos aislados y repudiados, es un ejercicio saludable exigir a los líderes políticos como representantes de la sociedad, que moderen, sean prudentes y actúen desde la oposición con la dureza que les otorga nuestra querida democracia, pero que ante la casual o no casual correlación de hechos -acción-reacción- , la mesura y las reglas del juego político deben estar muy al lado de la responsabilidad.

No es culpable la clase política, ni mucho menos. Pero es evidente que ciertos ‘rifi-rafes’ en el ámbito político pueden encontrar una tan espontánea como desproporcionada respuesta entre los que no son capaces de discenir ni ajustarse a las líneas que marca la libertad de ideas, pensamiento y acción dentro de la Ley, que deben prevalecer en un estado de derecho donde el ojo por ojo y el diente por diente no caben ya en esta España por ser una opción de un pasado cuasi paleolítico.
 

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