Cada año crece el número de solicitudes para ingresar en el
Ejército profesional español; y crece también entre los
extranjeros que encuentran en las tropas una salida
profesional con amplias posibilidades. El último cupo
ofertado por el Ministerio de Defensa ofrece 510 plazas para
extranjeros, correspondiente al sexto proceso de selección
de 2006: 299 para Tierra; 127 para la Armada; y 84 para el
Ejército del Aire.
Desde que en 2002 se profesionalizaron las Fuerzas Armadas
españolas, el Ejército ha sido cada vez más receptivo con el
colectivo inmigrante, sobre todo con el de habla hispana. El
por entonces ministro de Defensa, Federico Trillo,
posibilitó la incorporación de los extranjeros que llevaran
dos años residiendo en el país en La Legión, la Brigada
paracaidista y la Armada, tres de las unidades más
competitivas. En la Bripac, alrededor de un 30 por ciento de
los soldados son extranjeros.
Tras la llegada al Ministerio de Defensa de José Bono -y su
sucesor en el cargo, José Antonio Alonso-, se espera que se
incrementen los porcentajes de admisión y se amplíen las
unidades, en parte por el incremento de la demanda.
El pasado año, cerca de 2.500 extranjeros entraron en las
filas del Ejército, la mayoría de origen hispanoamericano y
guineano, que en un futuro pueden llegar a ser mandos del
Ejército si continúan con la carrera militar.
Los requisitos de entrada se estipulan en el Real Decreto
1244/2002, el Reglamento de acceso para extranjeros a la
condición de militar profesional de tropa y marinería. Tener
la nacionalidad española o ser extranjero con residencia
legal en España; tener cumplidos al menos 18 años de edad en
la fecha de incorporación, y no haber cumplido los 28 años;
medir más de 155 centímetros y menos de 203; carecer de
antecedentes penales y no estar privado de los derechos
civiles; o no tener adquirida la condición de objetor de
conciencia. Estos son parte de las condiciones que se
exigen.
‘Países hermanos’
Existe además un listado de países “que mantienen con España
especiales y tradicionales vínculos históricos, culturales y
lingüísticos”. Bolivia, Costa Rica, Colombia, Cuba, Chile,
Ecuador, Guinea Ecuatorial, México, Paraguay, Perú, Uruguay,
Venezuela o Argentina son algunos de ellos.
De este último país es Facundo Ferrer, un joven soldado
miembro del Tercio Duque de Alba, 2º de La Legión. Un
argentino que se emociona cuando escucha el himno español en
los ‘Sábados legionarios’.
Residente en Ceuta desde hace algo más de un año, este joven
de 21 años entró en La Legión porque era el único cuerpo que
no exigía tener estudios aunque ahora se está preparando
para acceder a la academia de la escala básica. Tiene claro
que su futuro está en el Ejército aunque no sabe en qué
unidad: “el Ejército del Aire es algo que tengo en la cabeza
pero nunca lo he hablado con nadie, de momento voy a
estudiar y luego ya veremos”.
Llegó a La Línea de la Concepción procedente de la provincia
de Corrientes, en la frontera con Paraguay, Brasil y
Uruguay, en 2005 para reunirse con sus padres que llevaban
en España desde 2002. Toda su familia está ahora aquí y dice
no echar de menos Argentina “porque siempre escuché hablar
de España en casa, mis abuelos son de aquí y tenemos mucha
familia en Tenerife así que el cambio no ha sido tan fuerte,
España es mi otra patria”.
Su entrada en el Ejército fue casual ya que no hay tradición
militar en su familia “aunque siempre fue una opción que
estuvo bien vista”. No estaba contento con el trabajo que
tenía en La Línea “ni con lo que ganaba” así que decidió
alistarse. “En un principio fue por la seguridad que te
brinda, por el contrato, pero ahora estoy muy contento aquí
y quiero quedarme en el Ejército como permanente”, explica.
“Vives sólo para el Ejército pero a mí me gusta”, afirma
sonriente este joven soldado que recomienda sin dudarlo que
la gente se aliste al Ejército: “que se hagan militares, que
entren en La Legión o en cualquier otra unidad”.
Debió hablar tan bien de la vida castrense que su hermano
siguió sus pasos y está destinado en Córdoba aunque reconoce
que esta opción nunca se la habría planteado en su Argentina
natal: “allí es muy diferente, no se trata a los militares
como aquí, la sociedad no quiere al Ejército por la historia
reciente del país y los militares no están bien vistos. Allí
ser soldado es mucho más duro”.
Reconoce que al llegar le hablaron de la dureza de La Legión
pero asegura que no es tan fiero el león como lo pintan, que
ya no es como antes: “todas las películas que cuentan de La
Legión no son ciertas”.
Adaptación
A pesar de ser países hermanos, el soldado Ferrer encuentra
bastantes diferencias entre España y Argentina, una de ellas
se refiere a la mezcla de culturas ya que confiesa que nunca
antes había vivido con musulmanes. Tampoco la vida es igual:
“en Argentina la gente no puede salir ni hacer compras ni
nada porque no tiene dinero. No podías coger tu coche e irte
a la playa pero aquí vas con tus amigos, puedes salir,
puedes viajar... Las oportunidades que te brinda España se
prestan a eso”. Con respecto a la inseguridad en el día a
día en el país sudamericano explica que ésta sólo se da en
Buenos Aires y en las ciudades más grandes: “donde vivía yo
no porque era una ciudad pequeña; lo que más había eran
drogas y traficantes porque estamos en la frontera con
Brasil pero nada más”.
La comida es algo a lo que no se acaba de acostumbrar aunque
confiesa que se vino con mucho mate en la maleta: “no me
gustan los pescados ni los mariscos ni el jamón. La comida
no está mal pero lo que pasa es que no me acostumbro, es muy
diferente pero en maniobras tengo que comer de todo porque
si no...”.
El hecho de ser extranjero no le ha supuesto ninguna
dificultad para integrarse a la perfección tanto en la
sociedad española como en la vida diaria en el cuartel donde
ha hecho muchos amigos con los que se va de viaje cada vez
que puede.
Con respecto a la presentación de sus respetos a los
símbolos españoles tales como la bandera o el himno asegura
que no sólo no tiene ningún problema sino todo lo contrario:
“yo tengo 21 años y 19 de mi vida los viví en Argentina pero
toda mi vida siempre escuché a mis abuelos y a mis padres
hablarme de España. A veces, cuando estamos en un ‘Sábado
legionario’ o lo que sea hasta me emociono porque siempre he
tenido a España en mi cabeza”.
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