El Gobierno ha aprobado el proyecto de Ley que permitirá
cambiar la inscripción registral del sexo así como el nombre
propio de la persona para que no resulte discordante con el
sexo reclamado. Una medida que satisfará las necesidades del
colectivo transexual y que ha sido muy bien acogida.
Según el presidente de la asociación de gays, lesbianas y
transexuales de Ceuta ‘y a tí que?’, Miguel Blanco, esta
norma permitirá “la normalización de estas personas que
constituyen el colectivo más marginado y discriminado muy
por encima de los homosexuales porque incluso ha sufrido
discriminación por parte de estos en muchos aspectos”.
Se trata de uno de los proyectos de Ley más avanzados de
Europa en el que se exige que un médico certifique que esa
persona haya estado en tratamiento para llevar a cabo la
transformación de su cuerpo durante al menos 18 meses. Para
efectuar la rectificación no se precisará que el tratamiento
médico haya incluido cirugía de reasignación sexual.
“Es una Ley que responde a las necesidades del colectivo y
por eso hay que felicitarse y esperar que haya unanimidad
política para sacarla adelante”, señala Blanco quien también
hace hincapié en el hecho de que no se exija estar operado:
“mucha gente no está dispuesta a pasar por este proceso de
quirófano porque entraña muchos riesgos y cabe la
posibilidad de que se pierda capacidad para sentir placer”.
- ¿La sociedad está preparada para asumir estos cambios?
- A nivel nacional sí que hay una sensibilización y una
normalización de la homosexualidad y éste es el último paso
para empezar a vivir con normalidad. Los transexuales, más
que los gays y lesbianas, siempre han estado estigmatizados,
siempre ha habido una valoración moral sobre ellos. Hagan lo
que hagan son viciosos, malos y pervertidos y yo creo que ya
es hora de acabar con esto. El cometido de las asociaciones
LGTB es, precisamente, luchar contra estas estigmatizaciones
completamente absurdas e irracionales que, desgraciadamente,
han sido fomentadas desde muchos ámbitos políticos y
sociales. Nuestra lucha va a ser no la normalización sino la
difusión de un conocimiento de una situación que no es buena
ni mala sino que es algo que está en la naturaleza y punto.
Creo que la gente joven tiene una mentalidad completamente
diferente, ya no es un tema tabú.
- ¿Es complicado para un transexual asumir que tiene un
cuerpo que no le pertenece?
- En el proceso de sexualización de la persona lo primero
que se identifica es el género. Primero eres un chico o una
chica y luego, cuando te has identificado con tu género,
sientes atracción hacia personas del otro sexo o del mismo.
El problema es cuando los padres no reconocen esto y
permiten que su hijo sufra. Yo no veo ninguna complicación,
sólo que el alma de esa persona siente que es de un género
que no coincide con su cuerpo.
Creo que se sabe siempre, otra cosa es que tenga que
ocultarlo por su educación o tenga que vivir sufriendo el
resto de su vida o que se dé cuenta más tarde. Normalmente
lo saben desde niños, otra cosa es que no lo sepan
verbalizar o que no tengan la información necesaria para
poder identificarse con personas que hayan sufrido lo mismo.
Las personas transexuales jóvenes empiezan su proceso de
hormonación mucho antes, en la adolescencia, y llegan a la
vida adulta con un aspecto mucho más femenino en el caso de
las mujeres y de cara a la sociedad no se nota que es un
transexual. Quizá el problema viene cuando ese proceso de
hormonación es más tardío en cuyo caso los rasgos masculinos
o femeninos se conservan. Pero yo creo también que lo bonito
de la vida es la diversidad y que nos acostumbremos a una
realidad que se nos ha querido ocultar y en la que se ha
metido a estas personas no en el armario sino en el
trastero”.
- Balance del primer año de la Ley de Matrimonio
Homosexual.
- Creo que ha sido un avance tremendo que ha dado mucha
confianza al sector LGTB y sobre todo a la sociedad, para
vivir con libertad, para poder manifestar tus afectos
dejando atrás la doble vida y la doble moral. A nivel de
Latinoamérica la ley ha dado un vuelco porque si un país
como España, referente para el mundo latino, aprueba una ley
de este tipo, los países que no la tienen se dan cuenta de
que van atrás. En ese sentido nos hemos puesto a la cabeza
de Europa por delante incluso de países como Holanda.
- ¿Vivir en una ciudad pequeña como Ceuta complica este
tipo de situaciones?
- Indudablemente es complicado. La sociedad de Ceuta es
tolerante, comprensiva y muy humana. Este tipo de cosas
siempre se han vivido con una moral católica, represiva, que
siempre han condenado sin motivo alguno, se ha condenado por
condenar. La visibilidad de homosexuales contribuye a la
normalización para que las nuevas generaciones no tengan que
pasar lo que hemos pasado nosotros con una absoluta falta de
información en los centros escolares y con un rechazo social
abrumador. Yo sí he percibido un cambio de actitud que es
propio de una ciudad abierta como es Ceuta.
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