Las Ciudades Autónomas de Ceuta y
Melilla afrontan esta semana un hito decisivo que puede
cambiar el rumbo de su desarrollo. El próximo miércolesa se
celebrará en Madrid la primera reunión del Grupo de Trabajo
de Urbanismo en el marco de la Comisión de Transferencias.
El objetivo de la reunión es recuperar las políticas en
materia de urbanismo, recuperar el control del diseño de la
ciudad que queremos y recuperar también la capacidad de
inversión y de creación de empleo. No se trata sólo de hacer
edificios y recalificar terrenos. Las políticas urbanísticas
definen qué es y qué quiere ser una ciudad, permite
planteamientos de futuro y, además, la mejor fuente de
financiación para una corporación local como es el caso de
Ceuta (y Melilla) que carece de recursos financieros más
allá de la recaudación del IPSI, cada vez más desnutrido por
la crisis del comercio de la Ciudad Autónoma, y los
impuestos especiales sobre la venta de alcohol, combustible
y tabaco. A todas luces insuficiente para mantener a flote
las necesidades de un Gobierno con las cargas del ceutí. Por
ello es vital recuperar lo que en su día fue de Ceuta. Cabe
recordar que esta negociación para la transferencia de
competencias en materia de urbanismo no es, como puede
pensarse a bote pronto, una consecuencia de la reforma
estatutaria. No. Las políticas urbanísticas le fueron
retiradas a Ceuta (y Melilla) tras la desastrosa etapa del
GIL al frente de la corporación local. Las circunstancias no
son las mismas, del GIL apenas quedan restos y los
ciudadanos de a pie prácticamente se han olvidado de
aquellas siglas. Como bien dijo Jordi Sevilla, ministro de
Administraciones Públicas, la democracia está más que
estabilizada y el sistema es sólido y con futuro, no cabe
por tanto mantener el ‘castigo y la desconfianza hacia las
ciudades autónomas. Es hora por tanto de permitir el futuro
desarrollo de la ciudad autónoma, crecer y garantizar que
Ceuta es una ciudad de futuro.
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