PortadaCorreoForoChatMultimediaServiciosBuscarCeuta



PORTADA DE HOY

Actualidad
Política
Sucesos
Economia
Sociedad
Cultura


Opinión
Archivo
Especiales  

 

 

ACTUALIDAD - LUNES, 12 DE JUNIO DE 2006


barry junto a su embarcación. nicol's.

empresas / puerto deportivo
 

“No tienen plazas seguras
para barcos de quince metros”

Un marinero inglés deberá
dejar el puerto tras 8 años
 

CEUTA
Pedro García Luaces
pedrogarcia@elpueblodeceuta.com

El caso de la empresa Mahersa, adjudicataria de la explotación comercial del puerto deportivo, ha trascendido el ámbito de lo empresarial para convertirse en un caso lleno de historias personales. La empresa Mahersa ha logrado adjudicarse un concurso que se le resistió por dos veces, paga un canon importante a la Autoridad Portuaria en concepto de explotación de sus terrenos y se ha comprometido a establecer nuevos servicios y a realizar mejoras en las instalaciones. Es lógico pensar que tras una inversión que puede rondar (según informó la propia emnpresa) los 800.000 euros, uno quiera obtener beneficios, ya que no se trata de mejorar las condiciones del usuario ceutí por amor a la náutica.

Sin embargo, en el lado opuesto se encuentran los usuarios del puerto deportivo. Aficionados a la navegación y en su caso, marineros profesionales, que dedican gran parte de sus vidas y su patrimonio a un hobby más bien caro y, según dicen, inmensamente gratificante.

En este lado de la balanza se encuentra Barry L. Goddard, súbdito británico y ceutí de corazón que ha llevado su afición al paroxismo convirtiéndola en un modo de vida. Lleva 50 años navegando y desde hace 8, atraca en Ceuta su embarcación de más de 15 metros de eslora (la más grande del puerto deportivo), que le sirve además de vivienda permanente.

El caso de Barry L. Goddard es que no podrá continuar residiendo en Ceuta. Su barco, de dimensiones demasiado grandes, no encuentra un atraque fiable en la nueva redistribución de plazas que la empresa Mahersa ha efectuado para maximizar el espacio. “Me ofrecen un atraque en una zona poco segura. Soy marinero y sé que ante un levante un poco fuerte, la embarcación corre serio peligro de estropearse y mi seguro no me cubriría los daños”, explica.

En este caso, la encrucijada del señor Goddard no pasa por la opción de pagar o no pagar los casi 5.000 euros anuales que le pide la empresa (frente a los 2.600 euros que pagaba a CAS y los 3.600 euros que le pedía la Autoridad Portuaria, según asegura el propio Barry), sino decidir si va a arriesgarse a situar su barco en una plaza que no le ofrece todas las garantías de seguridad u optará por dejar la ciudad que le ha acogido con cariño desde casi una década.
 

Imprimir noticia 

Volver
 

 

Portada | Mapa del web | Redacción | Publicidad | Contacto