Un año y medio de negociaciones que debían pasar su primer
examen este 30 de junio, fecha elegida para presentar el
primer borrador del futuro Estatuto de Autonomía de Ceuta.
No habrá borrador. El 30 de junio es ahora, según indicaba
la portavoz del Gobierno Yolanda Bel, otra fecha de inicio.
A partir del día 1 de julio se volverán a plantear nuevas
hipótesis para su aprobación. Del consenso a la unanimidad;
y de la unanimidad a la mayoría suficiente. Múltiples
opciones, las mismas que había hace año y medio.
Izquierda Unida ha sido la última en aportar su posición al
embrollo estatutario para pedir la dimisión de José Luis
Morales, consejero de Presidencia y a su vez presidente de
la Comisión. El partido de Mussa exige que, en la reunión de
la Plataforma por la Autonomía con la Junta de Portavoces
que tendrá lugar esta semana, se destituya a Morales, una
persona “que ha sido incapaz de avanzar y presidir la
comisión autonómica”; IU argumenta su petición diciendo que
antes de que el Estatuto “se apruebe sin el consenso de
todos los partidos, pedirán su dimisión”.
El consenso para aprobar el reglamento ha sido una condición
incuestionable desde el inicio de las conversaciones entre
el Partido Popular, el Partido Socialista, Unión Demócrata
Ceutí, y Partido Democrático y Social de Ceuta. Pero esta
semana, la Plataforma por la Autonomía (un colectivo
integrado por los sindicatos, PSPC, asociaciones, Cámara de
Comercio y la propia IU) pedía la aprobación del Estatuto
aun sin acuerdo unánime. “El Estatuto es más importante que
el consenso”, dijo Juan Luis Aróstegui, portavoz de la
Plataforma, que dio por válido un pacto mayoritario entre PP
y PSOE.
La siguiente reacción fue la de UDCE, que abandonó la
Comisión hace unos meses tras una discusión protagonizada
por Morales y Abdeselam Maate en medio de una de las
sesiones. Mohamed Ali auguró que la aprobación de la reforma
sin el sí de su grupo sería “un error histórico”. Pero UDCE
mantiene, por otro lado, que no acudirá a ninguna otra
reunión de trabajo hasta que Morales no abandone la
Comisión. Los argumentos: no es un cargo electo del Gobierno
y sólo contribuye a desestabilizar el proceso.
Paralelamente, el Partido Socialista se ha mantenido al
margen de esta polémica y ha reiterado que sólo desde el
consenso dará su aprobación al texto de reforma. “La
unanimidad es una condición plenaria”, señaló el viernes
María Antonia Palomo, secretaria de los socialistas de
Ceuta, a este periódico, “es imprescindible por nuestra
especificidad geográfica y demográfica, por nuestra
singularidad y porque un Estatuto de autonomía debe reunir
las características y las indiosincracias de cada pueblo; no
se puede sacrificar el consenso por la prisa”.
No está tan claro si el Partido Popular prefiere el consenso
o la aprobación pro mayoría. Así se desprende de las
palabras de sus responsables. Pero el PP sí está a favor de
esperar hasta finales de junio para, una vez se cumpla el
plazo estipulado, encauzar una vez más el proceso
estatutario. El 30 de junio queda entonces descartado como
punto de partida para la aprobación. Hace sólo cuatro meses,
se barajaba incluso la posibilidad de presentarle el trabajo
adelantado a José Luis Rodríguez Zapatero, durante su visita
a la Ciudad Autónoma. Finalmente se bloquea el proyecto si
no nació ya con problemas motores graves. La duda ha saltado
entre algunos ciudadanos: ¿Realmente hay algún partido
interesado en aprobar el Estatuto de Autonomía de la Ciudad
Autónoma de Ceuta?.
Tiempo atrás
Hace un año y medio aproximadamente, Ceuta iniciaba, a
través de sus representantes en la Asamblea, un proceso de
reforma gracias a la Transitoria V de la Constitución. Lo
que empezó con los cuatro partidos sentados alrededor de una
mesa de negociaciones, va a terminar con PP y PSOE dando por
buena la dilación indefinida de las fechas; la ausencia de
la Comisión del principal partido de la oposición (UDCE); y
con la asistencia intermitente del PDSC a las reuniones. Los
problemas para elegir la metodología de trabajo a seguir han
sido una constante: trabajar sobre el texto actual y anotar
las variaciones; presentación de un borrador individual de
cada formación política con el consiguiente debate de las
propuestas; o seguimiento del proyecto presentado por el
Partido Popular. Al final, Presidencia entregó a los cuatro
partidos un borrador sobre el que poder trabajar y se acordó
una reunión mensual para acercar posturas.
Los primeros pasos (aprobación del himno, la bandera o las
representaciones institucionales) fueron firmes, aunque las
primeras discrepancias -que aún no están resueltas-
aparecieron en el preámbulo; Ali hizo pública su queja sobre
la alusión a los árabes como invasores calificando la
mención de “lamentable”. Además, otra petición suya (la
inclusión de la defensa activa de la lengua árabe en el
texto estatutario) provocó un nuevo alud de posibilidades.
El PP defendía la mención al árabe dialectal que se habla en
Ceuta; pero esto no fue suficiente para el partido local.
A partir de ese momento, la marcha del proceso ha ido a
trompicones hasta que el partido de Ali abandonaba la
Comisión. El presidente de la Ciudad, Juan Jesús Vivas, se
ofrecía como mediador y garantizaba la transparencia
informativa. Incluso Morales puso su cargo a disposición del
Gobierno, si con ello se reconducía la situación.
PP y PSOE llevan un par de meses acudiendo en solitario a
las reuniones. Al necesitarse consenso, los puntos que
aprueban no tienen validez. La portavoz del Gobierno,
Yolanda Bel apuntaba en su última comparecencia de los
viernes, sobre la posible presentación, en sesión plenaria,
de una moción para aprobar el texto con mayoría suficiente,
dejando de lado la unanimidad. Palomo no piensa igual.
Entiende que el consenso es “fundamental” por lo que el PSOE
no va a “ni incumplir un acuerdo plenario”; y añade que
deben incorporarse al texto final las aportaciones de otros
grupos sociales. UDCE tampoco quiere que la condición de
unanimidad se pierda. Y el PP dice que esperará a julio para
decidir qué hacer.
Esta semana...
Esta semana, Junta de Portavoces y Plataforma por la
Autonomía se reúnen, según explican, para aclarar los
motivos del estancamiento que sufre el Estatuto. Las
expectativas ciudadanas pulularán en la reunión.
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Asunción de nuevas competencias
La Ciudad Autónoma de Melilla
también respira aires de reforma estatutaria. Se percibe en
el Palacio de la Asamblea. Esta semana, el consejero de
Presidencia y Gobernación melillense, Abdelmalik El Barkani,
lanzaba un deseo a los cuatro vientos al pedir “que se deje
de hablar de diecisiete comunidades autónomas y dos
ciudadanos autónomas, y se pase a hablar de 19 comunidades
autónomas”. Melilla, inmersa también en la reforma de su
principal texto legal, quiere “agotar todas las
posibilidades” que le ofrece el actual Estatuto -asunción de
nuevas competencias principalmente- y después poner en
marcha su modificación, contando con el apoyo de los grupos
políticos implicados.
Asunción de competencias
Este es un asunto que también afecta a Ceuta, que el martes
puede dar el primer paso para asumir de nuevo la competencia
de Urbanismo, al reunirse en Madrid Juan Antonio Ferrón,
José Manuel Doncel y Francisco Márquez de la Rubia con
representante estatales. Visto desde este prisma, la Ciudad
podría alcanzar más carteras sin aumentar su categoría
territorial. O rechazar otras como Educación, que Melilla
estudia ampliar y que Ceuta no tiene contemplada.
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