La llegada del nuevo delegado del
Gobierno en Ceuta, Jenaro García-Arreciado ha traído
continuidad en la llamada estabilidad institucional y si en
la toma de posesión del nuevo representante del Estado en
Ceuta ha servido para ver una estampa realmente histórica,
cual es la presencia cerrando el acto del presidente de la
Ciudad Autónoma en una institución, Delegación del Gobierno
cuyo inquilino es de distinto color político que el
autonómico, la jornada de ayer ha servido también para
comprobar el estado o, al menos, las claras intenciones de
respeto y de lealtad institucional que han quedado
evidenciados en las formas y en el talante apreciado en el
acto por el que la Ciudad Autónoma recibió la visita oficial
del delegado del Gobierno.
Por la mismísima puerta principal, accediendo directamente
desde la zona más noble del Palacio para cumplimentar al
presidente de Ceuta y firmar en el libro de oro de la
Ciudad, José Jenaro García-Arreciado ha sido recibido como
merece quien encarna en su figura la representación del
Estado español.
La convivencia pues, pese a que en este año de preelecciones
pudiera decantar la realidad hacia otros escenarios menos
reposados, parece que puede llegar a ser excelente y de
fácil entendimiento.
Las dos administraciones conjugan realmente, y en sus manos
está, el verdadero futuro de la ciudad. En asuntos claros
como Economía, desempleo, Medio Ambiente, Fomento, Bienestar
Social principalmente la preponderancia del Estado es
manifiesta sobre la real competencia local sobre estas
materias.
La incipiente industria entorno al marisqueo y pesquería en
la bahía norte ahora en manos de la Ciudad, pero con el
control del Estado para visar definitivamente o no la actual
responsabilidad del Gobierno local, las Reglas de origen y
su defensa en Bruselas, el comercio transfronterizo, el
puerto, las comunicaciones, Seguridad Ciudadana... forman
parte de las áreas en las que la colaboración y coordinación
entre las administraciones son absolutamente necesarias.
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