Los IX Juegos Deportivos del Estrecho ya son parte de la
historia, de esa singular historia deportiva de Ceuta a la
que el presidente de la ciudad Juan Vivas hacía referencia
en la inauguración del pasado viernes, pero es punto y final
conllevó una serie de historias como poco curiosas.
La conclusión de los juegos generó un problema de logística
en los acuartelamientos para que nadie perdiese sus objetos
personales.
La 'Operación equipaje' dio comienzo sobre las nueve de la
tarde del pasado domingo, cuando los responsables de los
diferentes equipos agrupaban en el patio, del
acuartelamiento ‘Teniente Fuentes Pila’, todo su material
antes de trasladarse a pié al estadio Alfonso Murube .
Los más rezagados entraban al comedor del acuartelamiento
para cenar, los del equipo de fútbol-7 de Gibraltar, que
compartían escenario con los miembros del equipo sanitario
que se encargó de cuidar de todos aquellos que han
participado de algún modo en estos Juegos.
Entre las tiendas de campaña, las prisas de los deportistas
eran evidentes puesto que nadie quería perderse el acto de
clausura de los Juegos. A las nueve y media, las
delegaciones marchaban de camino al Murube, pero sus
equipajes les esperaban en la explanada del acuartelamiento
RACA 30.
Los fuegos artificiales pusieron el cierre a estos tres días
de convivencia y competición, y ya montados en los
autobuses, el segundo grupo de viajeros de Los Barrios y
Tarifa, emprendían el regreso al cuartel, tras eludir el
consiguiente atasco que se produjo en las inmediaciones del
Alfonso Murube.
Cerca de las once de la noche, el primer autobús se acercaba
al control de acceso al acuartelamiento. Siete autobuses,
fueron llegando uno tras otro, con deportistas, monitores y
delegados, cansados pero contentos.
A la pregunta de que tal había sido la ceremonia de
clausura, la respuesta era unánime: "Muy bonita", igual de
unánimes al asegurar que se lo habían pasado genial en
Ceuta, y queriendo trasmitir a través de este medio su
agradecimiento a todos los ceutíes por el trato recibido.
Prisas y carreras, maletas y mochilas, y sobre todo
recuerdos de risas y buenos momentos, nuestros huéspedes por
tres días fueron montándose en los autobuses que les
trasladaron al puerto para emprender el regreso a casa.
Vida en los cuarteles
La explanada del RACA 30 se convirtió en el lugar de
acampada para todos los niños que han participado en los
juegos, donde dormir y comer.
Esta situación varió, como en muchas otras ocasiones, la
vida cotidiana de estas dependencias militares, puesto que
estas instalaciones sirven como alojamiento para visitantes
temporales a nuestra ciudad como sucede con las bandas de
música que llegan a Ceuta para la Semana Santa. Los soldados
colaboraron, entre otras cosas, en el montaje de las literas
de campaña.
Gibraltar, X Juegos
Antes de iniciar el regreso a casa, uno de los delegados de
Gibraltar, del equipo de Fútbol-7, Gino Cataña, comentaba
que lo bien tratados que se habían sentido en Ceuta y que
esta competición había servido a sus niños para foguearse,
puesto que en el Peñón su competición local les queda corta.
"Nosotros acogeremos los próximos juegos el año que viene y
esperamos que todos resulte igual de bien".
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