Hasta hace pocos años, una de las últimas ‘Palancas de los
burros impresores’ trabajaba, a pleno rendimiento, en la
prestigiosa imprenta ‘Minerva’, en Tetuán. Maquina
tipográfica de procedencia española que data de 1767. La
peculiaridad del aparato, aparte de su longeva vida, reside
en su precisión. Emplea tintas muy delicadas para el diseño
de tarjetas de visita, recordatorios de boda y comuniones,
además de calendarios de bolsillo. Trabajos muy concretos de
poca tirada.
“Es una cuestión más artística”, explica su propietario
Abdelwahed El Bouanani. La reliquia no distingue entre
original o copia. “No falla ni un punto, además, ya no
quedan maquinas tan antiguas que, en 2006, sigan
funcionando”, asegura.
La clave de su calidad está en el hierro fundido. Mediante
clichés de fotograbado, la vieja ‘Palanca’ compone los
tipos.
Maquina industrial catalana que está a la venta. El Bouanani
explica que tiene un “fuerte” valor simbólico y, por ello,
los coleccionistas de objetos antiguos podrían interesarse
en un objeto tan particular.
‘Minerva’ es un punto de referencia en el mundo de las
imprentas. Una larga historia atestigua una maquina que
busca salida.
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