El pasado día treinta y uno hizo su presentación en Ceuta
como Delegado del Gobierno Jenaro García Arredondo, quien
había tomado posesión oficial del cargo en Madrid días
pasados. Y nos ha sorprendido la charla que nos deparó el
nuevo representante del Gobierno en nuestra Ciudad Autónoma,
aunque nos vamos a permitir recordarle aquello de “que el
hombre es esclavo de sus propias palabras” porque, cuanto se
dice y más por tan alto dirigente de los destinos de una
Ciudad, hay que cumplirlo, sin que con ello queramos
expresar que vamos a convertirnos en juzgadores implacables
de su gestión ya que es lógico, por otro lado, que a nuevo
Delegado expongamos nuevas impresiones. Se desprenden,
también, del discurso del Delegado del Gobierno
recientemente nombrado en el acto de presentación sus
intenciones, aun cuando conocedor de las “dificultades de la
política”, de satisfacer al Gobierno y a la Ciudad, la
colaboración entre administraciones, reconocimiento de la
clase sindical, respeto al poder judicial, agradecimiento al
Ejército y la Policia, defensa de los empresarios y atención
a los funcionarios
De antemano, Jenaro García se merece nuestro respeto y
deseos de éxitos que, a la postre, vendrían a redundar en
beneficio de Ceuta, pero debe tener en cuenta, y esto quizás
no lo conozca, que es una Ciudad difícil, que somos pocos
pero, en muchos casos, mal avenidos y que el enemigo se
puede encontrar entre los mismos correligionarios de su
formación política que ahora llegaran a expresarle su
colaboración mas entusiasta y que, luego, por los pasillos
del Congreso, en reuniones de partido o en visitas de
personalidades a Ceuta, serán los primeros en dejar al
descubierto las deficiencias o actos que estuviera
realizando no del gusto de los mismos. Que se lo pregunten a
Ramón Maria Ferrer, a Fernando Marín, a Pedro Miguel
González o a Javier Cosio…y también a algún que otro
director ministerial o gubernamental cesados, sin más razón
que la incompatibilidad o por no atender las “indicaciones”
de quienes deberían haberlos arropado, por los deseos de
ocupar para si sus puestos o para satisfacer a quienes,
aduladores y serviles, le venían constantemente prestando su
“dedicación más entusiasta”. Debe esperar el nuevo Delegado
también una tenaz crítica a su gestión, aun cuando el líder
del Partido Socialista del Pueblo de Ceuta ya lo ha hecho,
catalogando su nombramiento, poco menos, que de súbita,
opaca y esquiva desconsideración hacia el pueblo de Ceuta y
resaltando la actuación “desorientada, irreflexiva,
irresponsable, egoísta, vengativa y sectaria del PSOE” en el
cese de su antecesor en el cargo. Dicho sea de paso: ¿así se
puede llegar a un entendimiento para la unión de las fuerzas
de izquierda en Ceuta? Expresiones todas ellas de seguido,
es decir, sin esperar siquiera los cien días de cortesía que
suelen darse en estos casos.
Por parte de la verdadera oposición, es lógico que no le
lleguen alabanzas pero debe procurar evitar “los regates”
del veterano diputado Francisco A. González y del
inteligente senador Nicolás Fernández, del Partido Popular,
quienes conocen muy de cerca los entresijos de las
formaciones políticas y el desenvolvimiento de los
gobiernos. En una palabra: duros de pelar en cuanto a la
adopción de acuerdos o colaboración se refiere. Por último,
conocedores de las dificultades que entraña el cargo por
nuestro devenir profesional durante más de veinticinco años
en el organismo y los problemas que aquejan a esta Ciudad de
paro, vivienda, sanidad y, en una palabra, la necesidad del
relanzamiento económico de la misma, reiteramos nuestros
deseos de éxitos y mejor bienvenida al nuevo Delegado del
Gobierno en Ceuta Jenaro García Arreciado.
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