Tambores y timbales, con sonidos propios de la Semana Santa,
entran en el Alfonso Murube, pero una voz pregunta si en su
repertorio no hay algo con más ritmo y la samba resuena por
todos los rincones del estadio, acompañada por las palmas de
los cientos de espectadores que presenciaron la inauguración
de los IX Juegos Deportivos del Estrecho.
Los verdaderos protagonistas de este evento, los niños,
entran en escena portando unas bengalas con las que dibujan
el contorno de las dos orillas del Estrecho y siete bolas de
fuego señalan el punto donde se sitúan las siete ciudades
que conforman este particular evento, donde competir y
convivir son los lemas a seguir bajo una sola bandera.
Los deportistas, siguiendo el nombre del deporte que
practican, entran en escena y se narrán las historias de los
19 deportes que se van a practicar en esta orilla del
Estrecho, y con los nombres de esos deportes se conforman,
en el centro del campo, las palabras: amistad, juego y
respeto, todo aquello que debe de primar en estos días de
competición.
La mascota de los juegos, que entra acompañada de zancudos,
da paso a Juan Vivas, presidente de la Ciudad, quien habla
de Ceuta, una ciudad acogedora y alegre, con una singular
tradición deportiva.
El himno de los Juegos suena en la noche ceutí, y las notas
musicales dan paso al fuego que debe ser el faro guia del
estos Juegos, y la antorcha, portada en su último tramo por
nuestro olímpico Guillermo Molina, prende el pebetero.
Bajo su luz, un árbitro (Víctor Pérez) y un atleta (Ischam
Abdeselam) juran atenerse a un compromiso: cumplir los lemas
de estos Juegos.
Y la luz llena la noche de esta orilla del Estrecho dando
así inicio, bajo un manto de estrellas de artificio que
ponen punto y final a la Inauguración de los IX Juegos del
Estrecho.
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