A la feria hay que ir a
divertirse, pasarlo bien y en ningún momento meter la pata.
Me decía un gran amigomio, jerezano él, entendido envinos
como pocos, que para saber beber hay que saber mearlo. Así
que aconsejamos, a todos aquellos “metepatas” por culpa,
culpita, del vino, que si no saben hacer, ambas cosas, se
abstengan de beber, es lamejor manera de no meter la pata y
aguarles las fiestas, a quienes sólo van a divertirse sin
querer tener ningún problema.
El borracho, lo diga quien lo diga, no pierde la razón y
realiza las cosas sin saber lo que hace. Eso no escierto. El
borracho lo que pierde es la vergüenzan ejecutando acciones
que no llevaría a cabo de estar ”fresco”.
Vamos, pues, a beber con moderación para estar animadillos
y, de esa forma, disfrutar de nuestras fiestas patronales
sin meter la patita hasta el corvejón por culpa de una copa
de más.
Hechas estas recomendaciones, por el bien de todos, me
preparo para ir al recinto ferial, dar una vuelta por el
mismo y hacer la consabida parada en alguna de las casetas,
para tomarme un fino y charlar, un ratito, con los amigos.
Lo de charlar, en la feria, es algo problematico debido al
enorme ruido que existe en el recinto ferial pero, al menos,
se intenta y de algo, que duda cabe, nos enteramos.
Eso sí, ruego encarecidamente se abstengan, si me ven en la
feria, acercarse a servidor para hablarle de política o de
algunos políticos pues he decidido, personalmente y en
persona, diga lo que diga el mundo mundial, los jóvenes y
las jóvenas, echar el cierre de esos asuntos, hasta que
pasen lasfiestas patronales. Cada cosa a su tiempo y cada
tiempo a su cosa.
Peazo de frase final, me ha salido. Vámos, aunque se opongan
los que, siempre se oponen a darme el agua y la sal que me
merezco, esa frase es, como mínimo, para concederme el Nobel
de Literatura.
Hay que reconocer, porque es de justicia, que ésta frase,
por un suponer, es mucho mejor que aquellas de “aquí quien
manda soy yo” o “la calle es mía” .Es que observándolas, con
imparcialidad, mi frase esmucho mejor que las dos
mencionadas.
En fin, que como estamos en feria, vamos a continuar con la
feria. Para bajar al recinto ferial hay que ir preparados.
Abro el armario, ese que sólo tiene el traje azul, que
mecuesta un sacrificio el ponermelo y busco,
desesperadamente, mi traje “corto” que, este año, le quiero
hacer la competencia a Ponferrada que, el tío, luce palmito
todas las noches por el recinto ferial.
Me llevo la primera sorpresa, del día, no está el traje
“corto”. ¿Dónde lo habré puesto?. Ni me acuerdo, ya que hace
unos diez años o más que no me lo pongo.
Mientras trato de hacer memoria, a ver si consigo acordarme
dónde lo he puesto, me asalta la duda de si me lo podré
poner pues, igual, con elpaso del tiempo y la famosacurva de
la felicidad, no me puedo meter ni el pantalón.
Y este año, cueste lo que cueste, el menda va de ”corto” a
la feria para, como he dicho, hacerle la competencia, a mi
amigo Ponferrada.
El problema se acentúa porla sencilla razón de que
hemoshecho obra en casa, y a verquién es el guapo qué se
acuerda en qué caja se metió el dichoso traje que, ya, está
empezando a ponerme nervioso.
En el armario no está, sóloestá el traje azul, con su
chaqueta, la única chaqueta que tengo. Por tanto debe estar,
con toda seguridad, en una de las cajas de meter todo lo
que, al parecer, no va a valer nuncapara nada aunque
después, con el paso del tiempo, resulta que algunas cosas
valen. Lo de siempre, para que nada cambie y todo siga
igual, cuando se hace una obra en alguna casa.
Llevaba dos horas abriendo y cerrando cajas cuando por fin,
ha aparecido el dichoso traje corto. Mi emoción, ante tal
evento que supone la aparición del traje “corto”, me hace
subirla bilirrubina a puntos insospechados.
Pienso, otros alfalfas, que antes de colocarmelo deberá
recibir una buena dosis de plancha, a igual que la camisa de
chorrera, la chaquetilla y lafaja.
Decido probarme las cosas, antes de mandar a plancharlas.
Intento ponerme la chaquetilla que, con cierto trabajo entra
aunque tengo que mantener los brazos en cruz, sin poderlos
bajar, como si tuvíese unos golondrinos en ambas axilas. La
cosas se pone una jartá de fea. Mal empezamos.
El pantalón, alcanzando laaltura de las partes nobles, no
hay un dios que lo haga subir más arriba. Hay que ver lo
quehe cambiando en quince años. Nada me queda bien de
aquella época. Voy a tener que renovar todo el vestuario,
menos la chaqueta. Esa no me la voy a cambiar nunca.
Pero he dicho que voy de traje “corto” y voy a ir de traje
“corto”. Me pongo mis pantalones azules, esos “cortos” que
uso en verano, una camisa porfuera y unas sandalias. Voy de
“corto” a la feria, luciendo pantorrillas y los deditos de
los píes. ¡Peazo de cuerpo danone que no se púe aguantá.!
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