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					El pasado día 18 de noviembre David Ortiz y su esposa Miriam 
					Esparza partieron desde nuestra ciudad para intentar hacer 
					realidad un sueño, una ilusión; “dejarlo todo y dar la 
					vuelta al mundo en su barco”. 
					 
					Nuestro rotativo estuvo con ellos en su embarcación “Ilusión 
					2” antes de partir y después ha mantenido alguna que otra 
					conversación con este intrépido matrimonio para saber como 
					les iba el viaje. 
					 
					Precisamente una de esas conversaciones fue realizada el 
					pasado día 25 del presente mes de julio y pudimos saber que 
					están encantados con esta aventura. 
					 
					Desde las Galápagos, David y Miriam comentaban a nuestro 
					rotativo que una vez cumplida la odisea de cruzar el 
					Atlántico que fue para ellos una prueba definitiva llegaron 
					al Caribe a la Isla de Santa Lucía. Tal y como afirman David 
					y Miriam, el Caribe siempre es como uno lo ha soñado en los 
					catálogos de publicidad, el agua azul turquesa y un tiempo 
					siempre soleado aunque un poco ventoso, curiosamente y a 
					pesar de que el barco estaba casi recién pintado, los 
					tripulantes del Ilusión 2 destacaban que llevaban percebes 
					en la popa, por lo que decidieron que en breve deberían 
					pintar de patente nueva la línea bajo agua, así que se 
					dirigieron a la Isla de Grenada pero parando en todas las 
					Islas camino de ella; afirmando que “la verdad ,es que todas 
					tienen su encanto y aunque alguna de ellas estén en estado 
					casi natural sigue siendo un paraíso perdido, cada rincón 
					del Caribe te invita a pensar que te quedes para toda la 
					vida”. 
					 
					Durante la conversación mantenida, David Ortiz destacaba que 
					“es una maravilla levantarte por la mañana y ver como 
					amanece cada día, es una de esas situaciones que aunque lo 
					veas todos los días cada vez te sorprende los colores del 
					cielo y el reflejo de la luz en el mar”. 
					 
					En cuanto al mar, David y Miriam comentaban, que al igual 
					que destacaron en la última conversación mantenida, el mar 
					te brinda la posibilidad de elegir que es lo que comerás ese 
					día, pescado; un mero, unos salmonetes de mas de quinientos 
					gramos o quizás magníficas langostas; ya que solo hay que 
					meterse en el agua con las gafas y en 3 metros de agua ahí 
					esta la despensa para que pesques lo que te apetezca, sin 
					prisa y sin abusar, solo lo que necesitas para comer porque 
					al dia siguiente seguirá estando allí, esperándote para que 
					lo pesques. 
					 
					De todas las Islas del Caribe David y Miriam se han llevado 
					un recuerdo maravilloso pero la que afirman haberse 
					enamorado de ella es Becquia, quizás una de las mas bonitas 
					aunque con demasiados barcos juntos. ç 
					 
					El viaje realizado por nuestros intrépidos tripulantes fue: 
					Grenada, Cariacou, Unión, Canouan, Cayos de Tobago, Becquia, 
					St Vincent, Santa Lucia, Martinica, Dominica, Guadalupe, 
					Antigua, Barbuda, St Barth, San Martin, Anguila, Virgen 
					Gorda, Tórtola(Vírgenes inglesas), San 
					Thomas,St.Jhons(Vírgenes americanas) ,Culebra, Culebrita, y 
					Puerto Rico. Desde Fajardo (Puerto Rico) navegaron a Puerto 
					Colon ( Panama) , Islas de las Perlas, Rio Esmeralda ( 
					Ecuador ) Salinas, y Galápagos desde donde mantuvimos esa 
					conversación y aprovecharon para pintar el barco. 
					 
					Durante este recorrido por las islas no quisieron perderse 
					una en especial y se llegaron hasta donde se rodó la 
					película “Los Piratas del Caribe”, afirmando que los barcos 
					no estaban pero que los Piratas sí, “con la misma cara de 
					malos que salen en la película y es simpático ver como te 
					explican el trabajo en la película y te enseñan las fotos 
					con los protagonistas”. 
					 
					En cuanto algunas cosas curiosas que han podido comprobar 
					durante su viaje es que es cierto que existe una especie de 
					hermandad entre los navegantes de barcos de vela, pero que 
					lo más insólito es comprobar que llegas a un puerto con tu 
					bandera ondeando al viento y todos los barcos españoles te 
					reciben como si se tratase de un descubrimiento y te 
					transmiten en un momento su cariño y su apoyo para cualquier 
					cosa que necesites y en pocas horas se convierten en tu 
					amigo como si os conocieseis toda la vida, y empiezan las 
					invitaciones por parte de todos y cada uno de ellos y si por 
					casualidad tu tienes la solución para un problema de ellos 
					ya eres uno más del equipo y no paras de recibir cariño y 
					apoyo en cualquier problema o consulta que necesites, desde 
					medico, técnico de radio, mecánico, o lo que sea ,no importa 
					lo que sea siempre hay alguno para ayudar. 
					 
					La afinidad entre Españoles es tal ,que como anécdota 
					contaban que estando en un bar tomando una cerveza con 
					varios Españoles, pasó una chica que no conocíamos y al oír 
					el idioma que hablábamos nos dijo; Ah ¡ Sois Españoles, que 
					bien ¿me puedo sentar con vosotros? sin mas vergüenza y como 
					lo más natural del mundo. Incluso con gente Italiana, y vas 
					acumulando los mail y teléfonos de cada uno de ellos para 
					enviarle noticias de donde estas como si un lazo de sangre 
					perdurara para siempre, aunque haya sido corto el periodo 
					compartido. 
					 
					Otras de las anécdotas curiosas es que existe un bar en San 
					Juan de Puerto Rico que se llama España y donde uno puede 
					“tapear” como si estuviesemos en Ceuta, Sevilla o Madrid, 
					jamón, chorizo, queso manchego, es decir, lo nuestro. 
					 
					David y Miriam también afirman que si el Caribe es bonito y 
					curioso y se va acumulando unos recuerdos de cada una de las 
					Islas, cruzar el Canal de Panamá es otra odisea, no por lo 
					complicado sino por la posibilidad de cruzar de un Océano a 
					otro gracias a la obra titánica de los americanos y por el 
					sacrificio de las 22.000. personas que murieron victimas de 
					malaria mientras se hizo el canal desde el 1904 al 1914. Tal 
					y como destacaba este intrépido matrimonio, “una vez cruzas 
					el Canal y el piloto panameño que llevas a bordo se vuelve y 
					te dice bienvenido al Pacifico, te recorre un escalofrió de 
					felicidad no en vano para nosotros que iniciamos esta 
					aventura significaba que ya estábamos en el primer cuarto 
					del mundo y que una parte de nuestro viaje lo hemos 
					realizado en 9 meses navegando hacia la Polinesia, nuestro 
					próximo objetivo”.  
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