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					Después de 36 años en funcionamiento, llega el premio. El 
					centro de Estudios CE-70 cuenta en la actualidad con tres 
					casas en Granada y dos en Málaga, alrededor de siete nuevos 
					estudiantes por año y la colaboración de varias de las 
					personas que pudieron acceder a la universidad en los 
					primeros años de la entidad. Un espacio de tradición 
					histórica en Ceuta que su fundador, Pedro Gordillo, 
					considera que se ha caracterizado por “el compromiso 
					contínuo con la educación y la cultura; valores que, en 
					definitiva, son los que hacen libres a las personas”.  
					 
					Ante el próximo recibimiento, el 2 de septiembre, de la 
					Medalla de la Autonomía, Gordillo se declara “satisfecho” 
					con un galardón que reconoce la labor y el esfuerzo de un 
					trabajo que ha hecho posible que “más de 500 ceutíes 
					lograran una titulación universitaria”. Un proyecto que 
					surgió tres años después de su llegada a la ciudad, en 1967, 
					porque se dio cuenta de que había muchos estudiantes que, 
					por falta de posibilidades económicas, no podían estudiar y 
					labrarse un futuro de base académica. En 1970, Ceuta sólo 
					contaba con la escuela de Magisterio, y si querían realizar 
					alguna carrera, tenían que irse a Malaga o a Granada. “Para 
					sus familias pagar un alquiler y la universidad era 
					impensable”.  
					 
					Ante este panorama, Gordillo creó la CE-70 que, basándose en 
					el espíritu cristiano y en los hechos de los Apóstoles, 
					buscaba orientar y facilitar la formación educativa de 
					aquellos jóvenes pertenecientes a los colectivos más 
					desfavorecidos de la ciudad. “Todo en común, nada propio, 
					reparto según necesidades” eran y son, aún hoy, sus pilares 
					básicos.  
					 
					El grupo de orientadores y estudiantes hacían reuniones y 
					planteaban inquietudes bajo el denominador común del 
					espíritu de grupo. En los inicios, le ayudaron tres personas 
					, ya fallecidas, con los que fundó la primera casa en la 
					calle Sargento Mena. Gordillo echa la vista atrás y recuerda 
					a los primeros ‘chavalillos’. Jose Luis Alarcón, ‘Zurita’, ‘Luigi’... 
					“Hemos vivido mil anécdotas”. Por empezar, cuando 
					consiguieron adquirir una casa en Granada, “por una cantidad 
					simbólica”, (“50.000 pesetas de entonces y 5.000 pesetas 
					todos los meses”) para el grupo inicial de estudiantes, se 
					encontraron con no tenían dinero para acondicionarlo. Tal 
					fue la situación que uno de los fundadores, representante de 
					una empresa de muebles, envió unas literas y unas mesas, 
					pero no llegaron. “Los primeros días del año universitario, 
					la gente tuvo que dormir en el suelo”, rescata Gordillo del 
					baúl de la memoria. 
					 
					Posibilidades de futuro 
					 
					Desde 1970, la misión de la CE-70 se ha visto cumplida: 
					“ilusionar a los jóvenes de familias pobres que querían 
					acceder a la universidad y crear un espíritu de unión entre 
					el colectivo”. Tal es así, que muchos de aquellos 
					estudiantes colaboran, hoy día, con la entidad. Las 
					posibilidades de un futuro laboral se han hecho visibles en 
					múltiples casos. Entre ellos, Gordillo destaca el de Juan 
					Jesús Barroso, antiguo consejero de Educación y Cultura y 
					abogado, o el de un ceutí que llegó a ser teniente de 
					alcalde para Izquierda Unida en Arcos de la Frontera. “Esto 
					demuestra que siempre hemos respetado las ideologías de todo 
					el mundo, aunque el camino haya sido distinto en cuestiones 
					ideológicas, nos sentimos hermanos y amigos”, aprecia 
					Gordillo. 
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