¿Recuerdan ustedes, hace unos años
la célebre y divertida editorial del director de El Mundo,
Pedro J. Ramírez ¿. Si, me estoy refiriendo a “aquella”
larguísima editorial, escrita a raíz de la condena del juez
Javier Gómez de Liaño por la Sala Segunda del Tribunal
Supremo, la que se titulaba “Por qué “no” llamo “hijos de
perra” a fulano, mengano y zutano”. Por supuesto, ponía los
nombres de los tres magistrados de la Sala Segunda, nombres
que hoy no recuerdo, aunque me parece que uno de ellos era
el tipo argentino ese, el Bacigalupo. Pues eso, que Pedro J.
explicaba claramente todas las razones que tenía para llamar
“hijos de perra” a sus elegidos, pero añadía que “no” se lo
llamaba, para ahorrarse seguramente, las entonces pesetas,
de la multa por injurias leves, porque, hay veces que la
gente se pone muy caldeosa y muy sarasona y en lugar de
responder a un insultillo con una buena capujana, de hombre
a hombre, te ponen “la denunsia”. ¿Qué si los tres
interfectos denunciaron a Pedro J. por “no” llamarles “hijos
de perra”. Pues me parece que no, porque no les llamó nada,
sencillamente les “no llamó” y encima les abrió las puertas
de par en par a todas las víctimas indefensas de las
injusticias para “no” llamarles hijos de perra a los señores
jueces, fiscales y magistrados.
¿Qué muchos dicen que los jueces, fiscales y magistrados de
Ceuta “no” son una inteligente iniciativa del Ministerio de
Justicia para el pleno empleo de los deficientes mentales?
Pues servidora de ustedes que se alegra porque no lo sean
¿Qué en la Ciudad Autónoma “no” tienen la excepción que
confirma la regla en la persona del inteligente, humano y
capaz magistrado Jesús Carlos Bastardés? En eso discrepo, me
refiero al “no”, porque me han dicho que Bastardés es un tío
cojonudo y un gran procesalista, amen de tener la moral del
lacedemonio, nacido para el combate ¿Qué otros opinan que la
justicia ceutí “no” está impartida por una cuadrilla de
seres que presentan como principal característica tener el
encefalograma plano? Pues yo, la articulista, que de pasar
calamidades perdió la vista, me congratulo con los
encefalogramas “no” planos de tan altos profesionales y les
recomiendo que tomen Arcalión porque ayuda a mejorar aún más
sus magníficas capacidades intelectuales y cápsulas de Omega
3 de pescado salmipentada con vitamina E para que no se
oxide el aceite para nutrir las neuronas. Desde mi humildad
de modesta calorro-rifeña, venero las togas y a los togados,
porque la magistratura imprime carácter, como el sacerdocio
y los jueces, magistrados y fiscales, en sus sabias
resoluciones se sabe sobradamente que hablan ex cátedra y
directamente inspirados por el Espíritu Santo, Señor y Dador
de vida. Que procede del Padre y del Hijo. Que con el Padre
y el Hijo recibe idéntica adoración y gloria.
A ver ¿Qué carajo están murmurando? ¿Qué soy el summun del
baboserío y del mamonerío y una servil hijaputa? Por favor
no falten, vale, ustedes pueden opinar que, si hubiera
Justicia con mayúsculas en España y no sucedáneos y copias
pirata, cada vez que, tras un largo calvario judicial un
imputado fuera absuelto, incluso tras haber cumplido prisión
preventiva, de inmediato, todos los responsables de la
Instrucción del procedimiento desde el primer juez hasta el
último fiscal acusador deberían ingresar en prisión y
cumplir idéntica pena que la que, injustamente, hubieran
hecho cumplir al inocente, es decir, a la víctima de la
injusticia más repulsiva y lamentable. Vale, es la opinión
de ustedes y me parece justa y ecuánime. Yo lo respeto todo
y soy muy mirada a la hora de escribir, sorteando cualquier
pequeña descalificación, por dos motivos: por la caridad
cristiana que debo ejercer como hija de mi padre San
Josemaría Escrivá de Balaguer y por ahorrarme los ciento
cincuenta euros de las injurias leves, me cuesta demasiado
trabajo, demasiados antidepresivos tricíclicos y demasiados
ansiolíticos el levantar con mis esfuerzos unos escasos
céntimos como para tirar el dinero pagando multas por
ejercer mis “libertades” constitucionales, es decir,
libertad para opinar, libertad para expresar mi opinión y
libertad para informar de lo que pienso y opino.
¿Qué como cristiana de misa y comunión diarias tengo la
obligación de decir la verdad y no mentir? Comentaba el tema
con un bienaventurado ceutí, amigo entrañable de mi hermano
Gabriel Pineda de las Infantas y de servidora, ya saben, mi
instructor en la espiritualidad del euroislam, Hamadi Amar
Mohamed, un hombre que fue perversamente perseguido de la
forma más vil y que, como tiene hambre y sed de Justicia y
de reparación, según Nuestro Señor, él será harto y
resarcido y es bienaventurado. Hablaba de decir la verdad,
aunque sea “no” diciendo, porque Pedro J. Ramírez “no” llamó
“hijos de perra” a los tres Ilustrísimos y Excelentísimos
impartidores de “justicia” que fueron capaces de condenar a
un hombre de Dios como es mi amigo Javier Gómez de Liaño,
por haberse atrevido, en España, a tocarle los cojones al
todopoderoso Polanco. Y es que, Javier y su esposa María
Dolores, siempre han tenido la moral del lacedemonio, nacido
para el combate. Al igual que Pedro J. muy lacedemonio y muy
numantino aunque “no” llamara “hijos de perra” a tan
insignes personalidades.
¿Qué ustedes quieren que cuando se equivoquen o sean
injustos los Elegidos vayan directamente al talego? Ustedes
son malas personas y no echan cuenta de las especiales
sensibilidades de los togados a quienes les encanta meter
caña pero que no se la metan a ellos. Además judicatura y
fiscalía tienen Carácter Divino, como la realeza, de hecho
Su Majestad Juan Carlos I es el único español de toda España
que no tiene responsabilidad penal. ¿Qué están mascullando
con esas caras de mala leche? ¿Qué donde cojones está el
Principio de Igualdad que consagra el art.14 de la
Constitución? Joder me parece que ustedes tienen también la
moral del lacedemonio, nacido para el combate y van de
rompecojones por el mundo y no respetan, ni el Carácter
Divino de determinadas Instituciones, que proceden
directamente del Sumo Hacedor, ni respetan el que “no” se
les llame a los togados “hijos de perra” como “no” les llamó
Pedro J. ¡Se callen rehostia y no mientan, pecadores!. Ni al
Rey le eligieron Franquillo y las Cortes ni a los togados se
les regala una pluma, por un vulgar acto administrativo tras
unas oposiciones en las que demuestran, no ser magníficos
seres humanos como el tal Bastardés, sino tener memorieta.
Me parece que estoy tratando con lacedemonios en lugar de
con lectores que, a cambio de su óbolo reciben un ejemplar
de El Pueblo de Ceuta y, a partir de ahí se dedican a
opinar, denostar, exasperarme, hacerme recurrir al Lexatin
para paliar mis ataques de ansiedad ante la virulencia de
sus pareceres.
Y, por supuesto, ni el Todopoderoso Pedro J. Ramírez
respaldado por El Mundo y por el muchimillonario Grupo
Recoletos y mucho menos nosotros, míseros imitadores,
podemos llamar “hijos de perra” a ningún Elegido, eso si,
como Pedro J Ramírez y por mimetismo, podemos “no”
llamárselo y todos tan contentos y al César lo que es del
César , a Dios lo que es de Dios y ¡Viva el arte de
Lacedemonia que no se puede aguantar!.
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