La Ciudad Autónoma vivió, este fin de semana, la primera ola
de calor del verano. Las altas temperaturas del sábado
(mínimas de 22,8 y máximas de 36,8 grados) y del domingo
(mínimas de 26,8 y máximas de 37,1 grados) contrastaron con
las previsiones iniciales que el servicio de Protección
Civil trasladó a la consejería de Sanidad y Bienestar Social
que se alejaban de cualquier subida brusca de las
temperaturas. De hecho, en principio, para el sábado se
esperaba que oscilase entre los 23 y los 30 grados y para el
domingo por debajo de los 31 grados. El fuerte cambio supuso
una subida de nivel al pasar de verde a amarillo durante los
dos días del fin de semana.
El nivel amarillo implica, tal como explica la responsable
de Sanidad Medioambiental de la consejería, Rebeca Benarroch,
que se sobrepasan, en uno o dos días, las temperaturas
mínimas y máximas. Por esta razón, los bañistas, paseantes y
turistas que transitaban por las calles de la ciudad,
experimentaron “una fuerte sensación de calor”.
Cero asistencias
El nivel verde es síntoma de normalidad medio ambiental y
correspondió a la previsión de los sistemas de Protección
Civil. Nivel amarillo, naranja (entre tres o cuatro días) y
rojo (cinco días) conforman los baremos principales. La
Ciudad recibe los índices de temperaturas a 5 días vista.
Por ello, Benarroch lamenta que “la realidad meteorológica
fuera muy superior a la prevista”.
Por suerte, no hubo que lamentar efectos graves durante el
fin de semana. Ni el Hospital civil ni el Militar
registraron ingresos de pacientes por la ola de calor. Y la
atención a la tercera edad y menores, el público con mayor
riesgo de insolación, fue efectiva desde el servicio de
Teleasistencia de la consejería. “Aunque no nos habían
avisado de la subida de temperaturas, nos pusimos en
contacto con todo las personas mayores usuarias para que
estuviesen alerta”.
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