¿Me puede dar usted su correo electrónico? La pregunta
aparece en casi todas las entrevistas de trabajo. También
tomando una copa e incluso en el supermercado, para enviarle
novedades. Tener una cuenta en Hotmail, chatear con un amigo
de China en el ciberespacio del Messenger, entrar en un
weblog o consultar su cuenta bancaria por Internet está a la
orden del día. Pero tal vez no para todos. Acabar, en la
medida de lo posible, con la conocida ‘brecha digital’ –la
fisura que separa a los alfabetizados tecnológicamente de
aquellos que desconocen los nuevos entornos- fue el objetivo
de un curso al que han asistido más de 200 ceutíes.
Dar a conocer las Nuevas Tecnologías fue el propósito de la
Academia Ecos que, junto a la “empresa pública” Procesa,
impartió los cursos de Alfabetización tecnológica en
barriadas periféricas de la Ciudad Autónoma. En cinco:
Residencial Don Alfonso, Los Rosales, Príncipe Alfonso,
Varela Valiño y Villajovita.
Las alumnas –pues la inmensa mayoría eran mujeres-
asistieron, desde el 21 de marzo hasta el 21 de julio, a
cursos de cinco horas diarias por una beca de 400 euros en
los cuatro meses. Dinero de los Fondos de la Unión Europea.
Los objetivos de estas personas, -dedicadas a cuidar de la
casa o desempleadas- eran variados. Algunas eran analfabetas
y jamás habían trabajado con un ordenador. Otras, que ya se
habían asomado a la ventana de la red de redes, buscaban un
empleo.
Y el resultado ha sido “muy positivo”, según organizadores,
coordinadora y alumnas. En la clausura, celebrada ayer en el
auditorio de las Murallas Reales, las alumnas atendían en un
silencio rotundo. Muchas de ellas tal vez se preguntaban “¿y
ahora qué?”.
El responsable de Procesa, Ismael Dris y el director de la
Academia Ecos, Juan José Díaz García, presentaron lo
aprendido a lo largo de este tiempo. Un total de once
profesores, repartidos en las cinco aulas –cada una de ellas
con doce ordenadores, uno por alumno- se encargaron de
enseñar programas básicos de Ofimática e Internet. Este
curso “es el primer paso”, según los organizadores, de una
lista de iniciativas que se llevará a cabo próximamente.
Una ciudad singular
Ceuta es peculiar. La Ciudad tiene unas características que
la hacen diferente y que generan un entorno en el que hay
mucho por hacer. Ismael Dris explicó que la inmigración, el
analfabetismo, las actividades que generan una economía
sumergida y los entornos proclives a la marginación producen
“graves dificultades de inserción laboral”.
Para lograr este objetivo, -el primero del curso-, el equipo
de Procesa visitó 487 empresas, de las que 72 aceptaron
contratar a estudiantes de las clases. Por el momento, 53 ya
están contratadas y otras seis los estarán en breve. Por lo
tanto, cerca de 60 contratos en la fecha de finalización de
un curso “básico” refleja un dato “muy bueno”. Sin embargo,
esta primera puerta no garantiza un empleo. “Nosotros
seleccionamos alumnos con el perfil que el empresario
reclama, pero es él quien decide qué persona ocupará la
plaza”, recordó. La selección queda en manos del empresario.
“Del mercado laboral “que se nutre de las Nuevas
Tecnologías”. Cualquier persona que quiera buscar trabajo
hoy en día “sabe que la primera fuente para encontrarlo es
Internet”.
Constancia
No todo el mundo persevera. Muchos alumnos –se inscribieron
cerca de 400- prefirieron tirar la toalla a lo largo de los
cuatro meses del curso. Finalmente, fueron 140 los que ayer
recogieron su diploma. Para un niño es más fácil manejar el
ordenador “que para muchos de vosotros”, porque “lo han
asimilado de forma natural”, recordó el representante de
Procesa.
Miedo al ordenador
Muchos alumnos estaban aterrados ante la posibilidad de
romper la computadora. No sabían encender, ni apagar, “y a
veces reiniciaban de nuevo”, recordó José Luis, uno de los
profesores. Vanesa Agustín, coordinadora del curso, aseguró
que el objetivo fue que el alumnado “supiera manejar con
naturalidad un ordenador”. Pero insistió en que “hay que
seguir formándose”.
Los requisitos para poder participar en el curso eran, entre
otros, el número de hijos, que no hubieran visto
prácticamente nunca un ordenador y “que realmente
aprovechasen el curso”. Hay gente que “nunca” había salido a
la calle, “excepto para comprar. Es gente que estaba muy
dedicada a sus hijos, a su casa y a su marido”, aseguró la
coordinadora. Las iniciativas, ahora, se han multiplicado.
En este sentido, “están locos porque salgan otros cursos” y
se preguntan “qué vamos a hacer ahora por las mañanas”.
Alumnas encantadas
María Gloria Bejarano le dijo a algunas de sus compañeras,
“a las jovencitas”, que ésta “era una oportunidad de oro”. Y
no precisamente porque fueran a repartirse los lingotes
sorteados hace apenas dos días, sino porque “el curso ha
sido una maravilla, con profesores excelentes que nos han
dado cariño y, en definitiva, amistad”.
Ella estudió con Mónica, en Villajovita, el turno de tarde.
Aunque ya había navegado por Internet gracias al apoyo de
sus hijos, en las clases aseguró que se dio cuenta “de que
no sabía prácticamente nada”.
Aunque a veces se hizo largo, ella lo realizó porque le
interesa trabajar. Sus ambiciones, como las de muchas amas
de casa que fueron al curso, van más allá de las tareas
domésticas: “Soy una persona a la que le gusta aprender
continuamente y de estar en la calle”. Agradeció a Procesa y
a Ecos la oportunidad de la reinserción laboral y aseguró
que la finalidad es “avanzar y no quedarse estancada”.
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