Oiga, amigo guardia, se lo tengo
que decir porque es una verdad como un templo, el verano
tiene sus cosas buenas y sus cosas malas.
Buenas, porque es un recreo para la vista, el ver a tantas
mujeres guapas pasear por nuestras calles luciendo sus
palmitos. Y es que, Ceuta, este peazo de paraíso puede
presumir de tener un mujerío de aquí te quiero ver.
He recorrido, a lo largo de mi vida, sobre todo esa parte de
ella que me llevaba en la tercerola, de aquellos trenes que
cuando llegabas a tu destino no se sabía si eras blanco o
negro y con las tablas de los asientos pegadas al culo, y a
pesar de ello, de conocer tantos y tantos puntos de España,
tengo que decir, porque es justo reconocerlo, que aquí en
esta tierra nuestra, tenemos el mejor mujerío de toda
España.
Y es en el verano, cuando muestran todo su poderío, cuando
nuestro mujerío pasea por sus calles y a, usted, le faltan
ojos para poder dirigirlos hacia tantas bellezas repartidas
a lo largo y a lo ancho de nuestras calles.
No me vayan a decir que, en este asunto, en ver tantas
bellezas juntas, el verano no es algo digno de tenerse en
cuenta.
Sí, ya sé lo que me va a decir, que suben las temperaturas y
arrecían los calores. Le entiendo, perfectamente, lo de la
subida de la temperatura porque es de lo más lógico en
verano, a igual que los sudores y más en tiempo de levante
que, incluso te duchas y parece cómo si no te hubiése
duchado, ¡Benditos calores y bendita sea la subida de la
temperatura, porque es algo que no podemos remediar, todos
aquellos, a los que nuestra madre nos apuntó en el sindicato
macho tal antes de nacer! .
Me imagino, lo mal que lo estará pasando el “salido”, ese
que estará pasando más calores que nadie viendo todo lo que
hay que ver y que, es mucho.
hay que comprenderlo, el pobre mío tuvo una infancia perdida
y ni te cuento, serrana del alma, su juventud. De pena en el
asunto del mujerío, donde no se comía una “rosca” ni por
recomendación.
Nada me extraña, por tanto, que el hombre esté tratando de
recuperar el tiempo perdido aunque, para ello, en ocasiones
se valga de métodos de viejos tiempos, haciéndole promesas a
los posibles amores, como aquellos viejos ricos que iban a
los teatros a hacerles promesas a las vedet y que, en la
mayoría de las ocasiones, servían de diversión a toda la
compañía.
A las mujeres se les conquista de otra forma y no por ese
burdo procedimiento que, suele dejar a quienes lo practican,
según las propias mujeres, a la más baja de las alturas.
Le podíamos dar un par de clases, muy diferentes a las que
él práctica, de cómo se conquista a una mujer, pero
desistimos de hacerlo por falta de tiempo y por tener, la
completa seguridad, de que nunca aprendería.
Esto de que nos falten ojos para poder ver a todas las
bellezas que pasean por nuestra tierra es, sin duda alguna,
una parte buena del verano ¡Ele las mujeres de mi tierra y
las mare que las parió!.
Pero, con la llegada del verano y los calores también llegan
sus partes malas.
Las neuronas del cerebro, no sé por qué razón sufren tal
alteración que hacen irracibles al personal.
En esto, naturalmente, me estoy refiriendo a los que aún les
quedan algunas neuronas en el cerebro. Ni te cuento, serrana
del alma mía, todos aquellos, que las escasas que tienen les
patinan más que el embrague de un cuatro latas. Eso pobres
están más perdidos que un pingüino, en el mes de agosto, en
Écija.
Volviendo a los normales, a los que aún tienen neuronas en
el cerebro, los efectos del calor deben atacar, fuertemente,
a las neuronas y les descentran del tal forma, que cambian
de forma radical su forma de ser, en tiempo de ausencia de
calores.
Con la ausencia de calores, son personas normales incapaces
de “acalorarse” por nada de cuanto les pueda ocurrir. Pero
oiga, amigo guardia, en cuanto llegan los calores, les pegan
a las neuronas con fuerzas, se cambian de forma de ser como
los camaleones cambian de color.
Lo que antes era todo educación y buenas palabras, se
vuelvewn gritos y tacos a la menor de cambio. Es tan brusco
el cambio experimentado, por el personal que, en ocasiones,
usted llega a pensar que ésta persona no es aquella que
conoció en el mes de febrero.
Es una de las partes malas que tienen los calores que, el
personal tiene el convencimiento que todo se consigue
pegando gritos e insultando al resto del personal cuando las
cosas no transcurren, con los afectados por los calores,
como ellos desean.
Servidor, las cosas como son, no es muy dado al grito y al
lanzamiento de “tacos”. Quizás, por ese motivo, sólo me
afectan los “calores”, tanto en cuanto, me faltan ojos para
poder ver a todas las bellezas ceutíes que se cruzan por mi
camino.
O sea, pensándolo bien, almendan le sientan los “calores”
una jartá de bien. ¡Viva el verano y vivan los calores!.
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