La buena marcha de nuestros
representantes a nivel nacional en las distintas modalidades
y categorías deportivas es un deseo consustancial con
nuestra condición de ceutíes. Este diario, que no es
sospechoso de su devoción por todo lo que significa Ceuta,
sus tradiciones, su cultura... en resumen, su idiosincrasia,
aboga fundamentalmente con el mantenimiento permanente de lo
que significan nuestras señas de identidad.
Es por ello, por lo que defendemos a ultranza los intereses
del llamado primer equipo de la ciudad. Por razones
históricas, por razones sentimentales y, por encima de
cualquier asunto, por razón clara de su condición de ceutí.
A nuestro primer equipo futbolístico de la ciudad no le
faltará aliento desde este medio y una defensa de sus
intereses cuando se sospeche alguna situación atentatoria
contra los mismos.
Se trata de la AD Ceuta, del club caballa, del club blanco,
en referencia a su histórica y tradicional indumentaria
heredada de la recordada, admirada y querida Agrupación
Deportiva de quien la Asociación Deportiva Ceuta es su
directa y legítima descendiente en el ámbito futbolístico.
La imagen de una indumentaria diferente, en la que se
mezclan en su primera equipación el blanco radiante de la
camiseta con el calzón negro, rompe de lleno con la visión
de un equipo que siempre vistió de blanco con ribetes negros
en los lados de su camiseta y de su calzón (su particular
modo de identificar el color de la bandera).
El hecho de cambiar de este modo tan radical no parece idea
en exceso acertada por cuanto, a las pruebas nos remitimos,
multitud de equipos se siguen enorgulleciendo de los colores
de su club, aunque estos -por alguna razón u otra- hayan
tenido que renacer de sus cenizas (Algeciras, Almería,
Cartagena...) son casos bien claros de no renuncia a su seña
de identidad cual es el color de su primera equipación.
La seriedad y el señorío de un club se demuestra en pequeños
detalles irrenunciables por mucho que las directivas
cambien. La equipación es uno de ellos.
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