Hoy, pase lo que pase y lo diga
quien lo diga, voy a escribir sobre las fiestas patronales,
que como quien dicen están a la vuelta de la esquina.
Las peticiones para montar casetas en el recinto ferial
superan, con mucho, las que pueden ser concedidas, y todo
por culpa de que el terreno no es de chicle y , por tanto,
no se puede estirar.
A la hora de conceder las casetas, hay que tener en cuenta
que deben tener prioridad, sin duda alguna, todas aquellas
casetas que, durante años y más años, han estado presentes
en las fiestas patronales. Esas casetas tienen adquiridos
todos los derechos del mundo, mientras no decidan lo
contrario, para seguir montándolas y en los mismos lugares
que siempre han tenido.
Sólo el abandono de algunas de ellas, por las razones que
sean, dejarán su plaza libre para ser ocupada por una de
nueva fundación entre todas las peticiones solicitadas.
Si servidor fuese algo, en el asunto de la adjudicación de
una nueva caseta, siempre tendrían prioridad las casetas
familiares que son las que, realmente, deberían instalarse
en los recintos feriales.
Las casetas en las ferias, que se precien de serlo, por
ejemplo Sevilla, no son más que la continuidad de las
viviendas durante esos días. A ellas, se trasladan la
cocina, el comedor e incluso los servicios y, en ellas,
menos dormir se realizan todas las actuaciones que, cada
día, se llevan a cabo en una vivienda.
También existen pero en menor escala, todo hay que decirlo
las que se montan en plan particular de puertas abiertas
pero esas son, simplemente, unos negocios más dentro del
recinto ferial que nada, en absoluto, tienen que ver con las
auténticas casetas familiares donde, por supuesto, el
negocio entendido como tal no existe. Me explico.
En las auténticas casetas familiares, donde no existe el
negocio, los socios de la misma van pagando, mensualmente
una cuota con la que al llegar la feria, pagan el terreno,
la instalación y el adorno de la caseta.
Una vez conseguido eso, se saca a subasta la explotación del
bar y de total acuerdo con el señor que se ha quedado con el
bar, se ponen los precios que han de regir por las bebidas o
las comidas, totalmente de acuerdo con la disponibilidad
económica de los socios. Por tanto cualquier rasgo de
negocio privado o particular está fuera de lugar en estas
casetas familiares que , realmente son, las casetas de
feria.
Cuando se dejan de montar casetas del tipo familiar del que
les estamos hablando aumentando, con ello, las de los
negocios privados y particulares, sólo se está consiguiendo,
el traslado de esos negocios al recinto ferial durante los
días de duración de las fiestas patronales y ello conlleva,
en algunos de esos negocios particulares, un aumento
importante en los precios .
Todos sabemos que, en la feria, no pueden regir los mismos
precios que en los días normales en todos los
establecimiento habituales, pero ese aumento, a veces,
abusivo va contra la propia economía de los propietarios.
En fin, esto es sólo una opinión muy personal de los cambios
que ha experimentado la feria, en varios años, desde que
nosotros montábamos “Los Abanicos” y varios particulares
montaban sus casetas, a igual que nosotros, en plan familiar
sin buscar lucro alguno. Es más, en la mayoría de las
ocasiones, todos los socios, teníamos que poner, al final de
la feria, más dinero para paliar el déficit creado.
Con esto pasa a igual que con la música. La música del dale
que te pego, cuya principal característica es el enorme
ruido que hacen, sin que nadie consiga enterarse de qué es
lo qué quieren decir el que se supone que canta. Esa clase
de música, muy de la juventud si se quiere, no sonaba en las
casetas familiares porque se consideraba, con toda la razón
del mundo que, en feria, eso pegaba tanto como ver un santo
con dos pistola.
En las casetas familiares se ponía música de auténtica
feria, dejando todas esas del ruido que tanto se llevan
ahora, y que tanto gustan a la juventud, para las
discotecas, en las que podían bailar todo el año, mientras
en la feria, que dura nueve días, no había porque
soportarlas porque, en definitiva, esa música no pega para
nada en la feria. Cada cosa en su momento y a su debido
tiempo.
La cosas de nuestra feria, debe de ir a toda marcha, porque
ya han llegado puestos de turrón, a falta de casi quince
días para el inicio de las fiestas patronales. El que no
coma turrón es porque no quiere, no por falta de puestos
para adquirirlos.
Otra de las cosas que, a igual que esa música del dale tela
del telón, pega en la feria como a un santo con dos
pistolas, es ese mercadillo que se monta durante los días de
las fiestas patronales
Pero en fin, insisto, son unas opiniones muy particulares y
muy personales y como todas las opiniones, las digan quienes
las digan, deben ser respetadas a aunque no compartidas.
Cada quisqui puede hacer lo que le venga en ganas, tanto en
la música, como con las casetas o con la puesta en marcha de
ese mercadillo.
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